Volver a casa

PremRawat.com publica periódicamente reflexiones en primera persona de individuos de todo el mundo que experimentan los beneficios de practicar las técnicas del Conocimiento de uno mismoque enseña Prem Rawat: una forma sencilla de desviar la atención del mundo exterior hacia un lugar de paz interior. La reflexión de este mes es de Charis Cooper, que actualmente reside en Kent, Reino Unido.

Hola, mi nombre es Charis. Tengo 36 años y soy del Reino Unido. Le pedí el regalo del Conocimiento a Prem Rawat cuando tenía 25 años.

En ese momento acababa de terminar la universidad y se suponía que iba a salir al mundo para comenzar una carrera. Debería haber sido un momento emocionante. Sin embargo, tuve la horrible sensación de que realmente no sabía qué debía hacer con mi vida. No conocía mi lugar en el mundo y, peor aún, parecía que todos los demás sabían cómo encajar en la sociedad. Necesitaba desesperadamente algo significativo y el mundo no me lo ofrecía.

Empecé a darme cuenta de que faltaba una pieza en mi rompecabezas: una comprensión dolorosa pero vital. Afortunadamente, en algún lugar de mí recordé que me había acercado a esa pieza cuando escuché hablar a Prem Rawat unos años antes. Decidí explorar esto más a fondo y escuchar más en casa por mi cuenta y, mientras lo hacía, recuerdo sentirme iluminada desde adentro, porque sabía que estaba en el camino correcto.

Estaba en el proceso de redescubrir la conexión perdida conmigo misma. Lo sentí más real y más satisfactorio que cualquier otra cosa con la que había intentado llenar el vacío anteriormente.

I was in the process of rediscovering the missing connection to myself.

En algún momento, durante este proceso, decidí que estaba lista para recibir las técnicas de Conocimiento de uno mismo, una forma de concentrarme en la paz que ya existe dentro de mí. Después de un primer intento fallido, debido a problemas de transporte, me di cuenta profundamente de cuánto lo deseaba. Una semana después me encontré en Barcelona, donde finalmente recibí el Conocimiento.

Al principio pensé, ¿qué hago con esto? Fue como si me dieran un instrumento que había olvidado por completo cómo tocar, pero que al mismo tiempo conocía instintivamente. Me di cuenta que cuanto más perseveraba en la práctica del Conocimiento, más familiar se volvía. Y cuanto más familiar me resultaba, más empezaba a notar los beneficios que aportaba a mi vida.

Comencé a experimentar una nueva sensación de sentirme a gusto conmigo misma. en lugar del habitual “estado de lucha” interior al que tristemente me había acostumbrado. Esa sensación de tranquilidad fue refrescante, como respirar aire fresco o beber agua cuando tengo mucha sed. Me di cuenta de que mi perspectiva estaba más basada en la realidad que en ideas inventadas, probablemente prestadas. También noté que cambiaba como persona, porque me estaba conectando con algo real dentro de mí. Alrededor también otros notaron la diferencia.

Asistí a eventos con Prem Rawat antes de recibir el Conocimiento y lo disfruté, porque él le habló a mi corazón de una manera que no había experimentado antes. Sin embargo, no siempre entendía todo de lo que decía y a veces mi mente divagaba. Pero una vez que comencé a practicar el Conocimiento pude comprenderlo de una manera más profunda, porque lo estaba experimentando por mí misma.

Estoy agradecida a Prem Rawat por hacer lo que hace.

He practicando el Conocimiento casi a diario durante 10 años. Hasta el día de hoy me siento muy aliviada y agradecida de ser una persona en esta tierra que tiene una herramienta para conectarse consigo misma. Estoy agradecida a Prem Rawat por hacer lo que hace, dedicar toda su vida a viajar por el mundo y hablar con personas de todos los ámbitos de la vida, presentarse en eventos grandes, pequeños, uno a uno, en prisiones, en escuelas, en la radio y más. Estoy agradecida de que pueda hablar de una manera que toque el corazón, recordándole a la gente lo que realmente es importante en la vida.

Practicar el Conocimiento no siempre me resulta fácil. A veces dejo que baje en mi lista de prioridades y que la lista de tareas pendientes sea lo primero. Cuando eso sucede, me doy cuenta de que vuelvo al “estado de lucha” interior. Afortunadamente, siempre sé que la respuesta es volver a casa, a mí misma: a un lugar donde el volumen de la prolífica charla mental comienza a bajar, al lugar al que realmente pertenezco.

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