Día 30 – Confinamiento con Prem

“Ve a tu interior. Mira con tus propios ojos, no con los ojos de la sociedad, sino mira con tus propios ojos, y tendrás una agradable sorpresa”. – Prem Rawat

Si tienes preguntas que quieres que Prem atienda, por favor envíalas a PremRawat.com (www.premrawat.com/es/participa/contacto)

Audio

Prem Rawat:

Hola a todos, espero que estén todos bien, sintiéndose bien, y que les esté yendo bien.

Estaba leyendo una de las preguntas que me llegaron y esta es de un muy buen amigo mío. Una de las cosas que quería saber era cuál sería la historia más apropiada en relación con este asunto del coronavirus en las circunstancias actuales.

Así que me puse a pensar en ello y una de las cosas que me pareció evidente es que podemos hacer un gran drama de esto, y lo hacemos. No es que trate de restar importancia a todo esto, no… es algo histórico, gigantesco.

Cuando uno mira una de esas animaciones sobre cómo se esparció esto, su avance vertiginoso, es como un choque de trenes. Y el tren se veía venir desde kilómetros atrás.

De todas maneras, tienes que centrarte en tus necesidades y tienes que entenderte a ti mismo, porque eso no ha cambiado. Las circunstancias externas han cambiado, pero quién eres tú y lo que necesitas no ha cambiado en absoluto.

Y claro que es nuestra naturaleza que cuando se nos priva de algo, cuando se nos quita algo, lo extrañamos más, lo queremos más, lo deseamos más. Yo conozco a muchas personas que preferirían estar sentadas en su sala viendo la tele, jugando a un videojuego, escuchando música o leyendo un libro. Pero ahora que uno no puede salir, quiere hacerlo: «¡Quiero salir, quiero ir a la playa!”

Todos queremos estar haciendo este tipo de cosas. Así que esto es muy interesante. Volviendo al tema de que lo principal no ha cambiado. Tus necesidades, tus anhelos, tu día, existir, sobrevivir, vivir, eso no ha cambiado.

Así que, ¿cuál sería la historia más apropiada? Bueno, después de pensarlo bastante tuve que sacar este cuento de la galera, tuve que excavar profundo. Es una historia que contaba hace mucho, pero no la he contado en muchísimo tiempo. Es un cuento muy breve:

Había una vez un rey que un día se emborrachó y se montó sobre su elefante, que también estaba borracho. Iban los dos andando. Él quería ir donde quiera que el elefante estuviera dispuesto a llevarlo. El elefante quería ir donde le apeteciera. Y estaban en muy mal estado, estaban borrachos. Nadie estaba al mando, a cargo de la situación. Nadie sabía qué hacer.

Y mientras iban andando, el elefante se tropezó con algo. Y el rey, que estaba montado sobre el elefante, se cayó dentro de un pozo. Mientras caía por un momento se volvió sobrio y se agarró de una liana. Una liana muy fuerte. La agarra y queda vivo; él está bien. En ese momento se pone a pensar: “¿qué está pasando aquí?” y se va poniendo sobrio muy rápidamente. De pronto, quiere evaluar su situación. Así que está en medio de este pozo, aferrado a una liana, mira hacia arriba y ve dos ratas, una negra y una blanca, que están muy ocupadas cortando esta liana. Luego mira hacia abajo para ver lo que había ahí, y ahí debajo hay serpientes, escorpiones, siseando. Venenosos y mortales. El panorama no es nada bueno.

Así que aquí se encuentra el aferrado a la liana, dentro de un pozo, mira hacia arriba y ve a dos ratas mordiendo la liana, tratando de cortarla; mira hacia abajo, adonde obviamente se va a caer si se corta la liana, y lo único que ve son serpientes venenosas, escorpiones, cosas peligrosas.

Bueno, detengámonos por un momento. Prácticamente la historia termina ahí. Porque esto es algo para que tú reflexiones, para que lo pienses. Tú eres el rey obviamente, en lo que sea que estás montado, en tu pequeño mundo, eso es el elefante. Y el elefante está borracho y tú también. ¿Con que te has emborrachado? Bueno, de inconciencia. Estás viviendo pero no estás a cargo de nada, excepto que no tienes problemas de quejarte de las cosas, diciendo: » Me pregunto por qué esto es así”, echándole la culpa a Dios, a esta persona y a esta otra, etc. etc.

Es algo muy metafórico. La metáfora aquí sería que en esta historia tú eres el rey, y la inconciencia es de lo que estás ebrio. Vivimos cada día y queremos que siempre sea igual. Me despierto a cierta hora ¿Cuántas personas, en Estados Unidos, crees que tienen la alarma de su reloj fijada para cierta hora? Y así queda. Supuestamente, los sábados y domingos, los días libres, apagan la alarma. Pero luego, cuando llega el lunes, se vuelve a la misma rutina.

Algunas personas programan la cafetera para que haga el café a una determinada hora porque saben que se van a levantar cada día a la misma hora. Así que aquí estamos viviendo dentro de un patrón. Y no estoy juzgando si está bien o está mal. Simplemente, estoy planteando la situación paralela a la historia y trato de darle sentido.

Después tenemos nuestro mundito que hemos creado, que está lleno de inconsciencia. Las decisiones no son nuestras. La sociedad nos presenta estos telefonitos preciosos. Los vemos, y decimos: «Sí, sí, quiero uno de esos, quiero uno de aquellos.» Vamos conduciendo y vemos una casa hermosa, con un cartel que dice que está en venta y decimos: «Quiero eso también.» Después vemos un automóvil muy, muy bonito y decimos: » también quiero eso». Así que está todo este mundo empujándonos y empujándonos todos los días para que queramos, queramos: «quieres esto, quieres aquello, quieres lo otro.»

Y, nuevamente, nosotros estamos completamente inconscientes. Porque estas personas se sientan en su sala de juntas y se ponen a trabajar en “¿cómo podemos descifrar el código para que las personas compren esto?, ¿qué les vamos a decir?” Literalmente se tienen que sentar y decir: “Bueno, les vamos a decir que este es el mejor coche del mundo. No importa si el coche es bueno. No importa si esta bebida refrescante que vamos a publicitar es buena o no. Hasta podría hacerles daño. Pero eso no es lo que importa. Lo que importa es cómo podremos descifrar el código ¿Cómo podemos excavar en su cerebro? –excavadores de cerebro–. ¿Cómo podemos meternos dentro de su cabeza y plantarles la idea de que lo quieren? No que lo necesitan, sino que lo quieren”.

Nosotros estamos totalmente inconscientes y aceptamos esto y decimos: “Sí, sí, esto es lo que quiero.” Así que tenemos al elefante, que está borracho, y al rey montado sobre el elefante, que está borracho. Nadie sabe adónde va, muy borrachos de inconsciencia los dos. Al elefante no le importa un comino ni al rey tampoco. Y cuando te das cuenta, pasa algo. Algo ocurre, y el elefante se tropieza. Sucede el coronavirus COVID-19. Y el elefante se tropieza. De pronto el rey se ve lanzado fuera de su asiento sobre el elefante y cayéndose dentro del pozo. El pozo de este mundo donde vivimos. Y ahí estamos aferrados, hay una liana y nos aferramos a ella. Él mira hacia arriba y ve dos ratas: la noche y el día. Esas son las ratas, blanca y negra. Están ocupadas cortando la liana. ¿Y qué hay debajo, en el fondo de ese pozo? Serpientes, que son las consecuencias de las decisiones que hemos tomado. Así continúa, y continúa.

Y ahí está él, en el limbo. Si no hace nada se va a caer, porque esas dos ratas definitivamente van a cortar esa liana. Si no hace nada, ese será su destino, se va a caer y va a sucumbir a las consecuencias, al resultado de las consecuencias de su inconsciencia. Es la inconsciencia de las personas a lo largo de sus vidas. Lo que se encuentra en el fondo del pozo no son las consecuencias de un solo día, sino las consecuencias de cada día viviendo la vida inconscientemente. Inconscientemente. Es un panorama muy extraño. La única esperanza es que alguien te tire una cuerda y puedas hacer el cambio, porque tu suerte está echada. Esas ratas están ocupadas día y noche, sin importarles un pepino. El tiempo va pasando. Y esa es la simbología aquí, la simbología es del tiempo que no para, día y noche. Te compras un reloj, ¿para que te indique qué? Para saber cuándo vas a hacer esto y cuándo vas a hacer aquello, pero no te has sentado a mirar ese reloj y decir: “¡Dios mío, esto me está diciendo que tengo tanto menos tiempo para existir sobre la faz de la Tierra!” Y no es cuestión de que esté pintando un panorama catastrófico, porque existe la posibilidad de que en cualquier momento nos demos cuenta de que “aquí estoy”. “Estoy tan ocupado intentando no sufrir las consecuencias que me he olvidado de qué fue lo que causó que yo tuviera estas consecuencias en mi vida.

Y creo que hay otra pregunta de una persona que puede ser un recluso. No estoy seguro. Alguien de una prisión. Básicamente dice: “Yo hice lo que hice, pero estoy sufriendo las consecuencias todos los días.” Y lo que yo quisiera decirte es que sí, es verdad que está sufriendo las consecuencias todos los días. Pero, ¿qué hace que sea algo tan malo? ¿Son los demás o eres tú? ¿Cómo lo percibes? Porque eso lo puedes cambiar. Puedes ver esto como otra oportunidad en tu vida para realmente transformarte desde lo más profundo de ti. Así que no sólo puedes sacar un maravilloso provecho de esa situación.

Y esto es a lo que voy. He tratado con muchos reclusos. Frecuentemente visito prisiones y la cárcel es algo así, se trata de un confinamiento. No vas a poder ir ni allí ni allá, vas a estar confinado aquí y se acabó. Bueno, eso es lo que está pasando con este asunto del coronavirus: no puedes ir ni para aquí ni para allá. Te han quitado las libertades. Debido a eso ayer vi unas personas protestando por el confinamiento. Y me di cuenta de que muchas de estas personas, no todas pero muchas, simplemente no quieren que se les diga lo que tienen que hacer. No se trata de que quieran o no quieran. Simplemente no quieren que se les diga lo que tienen que hacer. Alguien viene y les dice: “Te tienes que quedar en esta habitación.” Y lo detestan, no quieren hacerlo.

Pero en realidad, usar un poco de sentido común. En estas circunstancias está bien no contagiar, ¿hasta cuándo? Bueno, se escuchan muchas cosas. Puede que se tarden dos años en desarrollar una vacuna, o doce meses. Están trabajando en el asunto, esperemos que puedan encontrar una vacuna o algún tipo de medicamento. No es que no se esté haciendo absolutamente nada. Hay mucha gente, muy buena, que está esforzándose muchísimo para encontrar una cura para este asunto, o algún tipo de alivio. Porque económicamente es un costo muy grande.

Pero esta es la situación. Volviendo a la historia, la única manera en que este rey pueda resolver su situación es que alguien venga y lo rescate ofreciéndole otra manera de poder salir, y que el rey entienda el valor de cada día que tiene. Que entienda que esas consecuencias lo van a estar esperando a menos que él cambie de manera esencial. Una de las maneras en que él tiene que cambiar es no volverse inconsciente, no embriagarse, para empezar. Y que se asegure de que su elefante tampoco se embriague.

Estoy tratando de armar esto, que realmente se trata de cómo percibimos todo. Es necesario que veamos la realidad. La realidad es simple y hermosa. Porque esa es su naturaleza, la naturaleza de la realidad. Puede parecer que es cruel, puede parecer que es extraña, puede parecer esto o aquello. Pero en realidad es hermosa. Estás vivo, El aliento entra en ti. Existes. Escucha tus necesidades. Tus necesidades tienen que ser satisfechas: estar en paz. Es muy, muy simple. Y cuando puedas estar en sincronía con eso, tendrás una vida diferente.

Y aquello de lo que hablo cobrará mucho más sentido. Porque lo que consideramos que es normal es hacer todas esas cosas y perder nuestro tiempo. Esto es lo único que no nos podemos permitir el lujo de perder, el tiempo; porque es algo que no podemos recuperar ¿Las novias? Puedes conseguir una nueva. ¿Esposas? Puedes conseguir una nueva ¿Hijos? Podrías intentarlo. Pero el tiempo, de ninguna manera. Un trabajo, dos trabajos, puedes intentar este trabajo o aquel. Esto no funciona, puedes intentar aquello. Pero el tiempo, no hay nada que puedas hacer al respecto. No hay un botón para volver atrás ni para parar.

Espero que esto te dé cierta perspectiva. Y lo más importante es que tengas un sentido de alivio, de sentirte cómodo. Estás bien. Estás bien. Ve a tu interior. Ve a tu interior. Entiende quién eres. Mira con tus propios ojos. Tú mismo. No a través de los ojos de la sociedad, míralo a través de tus propios ojos. De qué se trata todo. Y creo que tendrás una sorpresa agradable.

Mantente seguro. Mantente bien. Sé. Gracias y hasta luego.