SENTIR LA PAZ
PROGRAMA DE RADIO “MUJERES SABIAS E INDÓMITAS”
CIUDAD DE CABO – SUDÁFRICA
Lumka Ngxoli:
Es lunes y estamos en un hermoso país llamado Sudáfrica, en su mejor ciudad, Ciudad de Cabo. Hoy decidimos traerles un regalo especial, extraordinario, algo extra. Embajador de la paz, chef (espero lo sea para mí un día, la parte buena del plato…)
¡También piloto! ¿Qué más puedes decir de alguien así? ¿Una figura paternal?
Que difunde la paz: Embajador de la paz e inspirado orador. Viaja más que una estrella de rock. De país en país.
¡Mujeres! Siento que solo deberíamos aullar. Simplemente decir: “hola y bienvenido a África Prem Rawat”. Hola, hola, hola, hola. Uno, dos, uno, dos.
“Owou, owou, ouwwwwwwww!”
¡Prem, bienvenido!
Prem Rawat:
Bueno, ya fueron suficientes aullidos.
Lumka Ngxoli:
Bien, bien. Ya entendí, lo entendí. Prem, bienvenido al programa “Mujeres sabias e indómitas”. ¿Cómo estás?
Prem Rawat:
Estoy bien, gracias por invitarme a este programa. Ansioso por ver toda esta cosa indómita en acción.
Lumka Ngxoli:
Prem… dijiste que ibas a participar con nosotros en el alboroto. Es la primera vez que estás en nuestro programa, que estás acá sentado con tres mujeres locas.
Fluffy O’Panda:
Mujeres sabias e indómitas. No usemos demasiado la palabra “loca” por favor.
Prem Rawat:
Así es.
Lumka Ngxoli:
¿Estás entusiasmado?
Prem Rawat:
¡Si! Aquí estoy, espero poder decir algo hoy que signifique un cambio en la vida de alguna persona. Esa es siempre mi esperanza cuando hablo sobre mi mensaje de paz.
Lumka Ngxoli:
Y sí, Para las personas que nunca han escuchado a Prem es como poesía para los oídos. Pero es todo acerca de uno mismo, de comprenderse a uno mismo. Para todos los que no te conocen: ¿dónde comenzó este camino de difundir el mensaje de paz?
Prem Rawat:
En India, es donde nací. Es ahí donde empezó. Comencé a hablar cuando tenía cuatro años.
Lumka Ngxoli:
Sabes que esto es una presión para cualquier persona que tiene un niño. Porque ahora lo va a mirar y dirá: “¿Tú solo comes golosinas?”
Prem Rawat:
No, quiero decir que eso es algo que yo quería hacer. Me paré, era una reunión de muchas personas y mi padre iba a venir a hablar. Pero la gente estaba dispersa, desparramada por todas partes y sentí que eso no era bueno, él vendría a hablar y estaban todos dispersos. Entonces me paré, me senté en su silla y comencé a hablar. Cuando lo hice, todos empezaron a preguntarse: “¿Quién está hablando? Suena como si fuera un niño”. Todos quisieron venir a ver y se reunieron.
Y luego le mandé el mensaje a mi padre: “Ya están todos aquí. ¿Quieres salir a hablarles?” Fue ahí cuando comenzó para mí, simplemente hablar acerca de la paz.
Lumka Ngxoli:
¿Entonces, desde los cuatro años tienes el don de la palabra?
Prem Rawat:
No sé si el don de la palabra. Creo que es algo que mi corazón quería hacer. Salió naturalmente. Quería hablar acerca de la posibilidad de que lo que están buscando está en su interior. Que ellos son mejores que el estatus humano que creen tener, son mucho mejor que eso pero no lo saben, no lo entienden.
No es algo que viene de mi cabeza, espero. Realmente lo espero. Ruego que nunca me suba un escenario con un micrófono y empiece a hablar desde mi cabeza.
Realmente tiene que venir de mi corazón. De verdad, tiene que venir de mi corazón. Porque si el mensaje no proviene de mi corazón, si viene de mi cabeza, voy a estar confundido y voy a confundir a mucha gente.
El tema de la paz, el tema del ser humano, el tema de estar vivo, es algo que realmente tienes que sentir en tu interior, tienes que sentirlo en tu corazón. Y no se trata de la cabeza.
Robyn-Lee Pretorius:
Cuéntanos un poco sobre por qué estás en Sudáfrica. Diseñaste un programa que se llama “Programa de Educación para la Paz” y estás aquí para promocionarlo, al igual que tu libro y tu mensaje. ¿Quieres hablar un poco más de eso?
Prem Rawat:
He venido a Sudáfrica desde los años setenta. Ha sido intermitente, porque cuando vine por primera vez en los setenta no querían que hiciera reuniones mixtas y todo eso. Y yo dije: “No voy a hacer eso. Cualquier persona puede venir”.
Así que, cualquiera vendría y eso era contra las reglas de esa época. Me pusieron en una lista negra y no pude venir a Sudáfrica durante algún tiempo. Luego la situación cambió y pude venir nuevamente.
Y estoy aquí para hablar a la gente del mismo mensaje, es el mismo mensaje. Hace algunos años empezamos el Programa de Educación para la Paz. Comenzó de una manera muy sencilla, solo fue una forma de poder llegar a las personas que realmente lo necesitaban.
Al principio fue para instituciones de encarcelamiento o prisiones, como quieras llamarlas, para llegar a esas personas. Porque estaban ahí sin mucha esperanza realmente. Cada día viendo las rejas. Sí, ahí está la puesta de sol, pero están las rejas.
Están ahí, algunos por cinco años, otros diez años, otros quince años o veinte años… ¡es una vida muy dura! De verdad, es realmente una vida muy dura.
La idea no fue entretenerlos. Esa no era la idea, decir: “La sociedad dijo que tú debes ser encarcelado y nosotros venimos para asegurarnos de que todo esté bien para ti.”
No, la idea fue que si no hay un cambio fundamental en estas personas, van a regresar aquí. Porque cuando miras el índice de reincidencia es asombroso. Entonces, ¿qué podemos hacer que tenga un impacto profundo en sus vidas, para que de verdad puedan salir de este círculo? ¿Cómo puede lograrse ese impacto profundo?
El Programa de Educación para la Paz empezó así, y la Universidad de San Antonio, Texas, se dio cuenta de que las personas que pasaban por este programa eran las que tenían el menor índice de reincidencia. De todos los programas que había en esta institución, las personas que pasaban por el Programa de Educación para la Paz eran las que menos reincidían.
Lógicamente, para ellos eso fue: bin, bin, bin….sonaron las alarmas. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué tiene de interesante este programa?
De hecho, yo fui a la prisión y hablé con los internos. Y hubo un cambio profundo, de verdad, en la vida de esas personas. Desde entonces se ha estado difundiendo ampliamente.
Pero ahora no está limitado a las prisiones, los veteranos también lo están haciendo. Está en los hospicios, en los hospitales, en la policía, en el ejército. El Programa de Educación para la Paz está llegando a todas las facetas de la sociedad.
Y lo más importante, lo más importante, es que las personas lo disfrutan. Realmente, de verdad lo disfrutan. En algunos de los otros programas había personas alcohólicas, había drogadictos, y al pasar por este programa han podido realmente hacer un cambio en ellos mismos.
Porque nosotros, como seres humanos, necesitamos tener el poder de hacerlo. Si no lo tenemos, y si no sentimos que lo tenemos, no podemos hacer nada. Le hablas a la gente de los problemas de este mundo y lo primero que te dicen es: “¿Y yo que puedo hacer?”
Porque nadie siente que tiene ese poder. Y ese es el problema en nuestra sociedad. La gente debería sentir que puede, que sí, lo que sea que hagas marca una diferencia. Cualquier cosa que hagas hará la diferencia.
Eso es el Programa de Educación para la Paz. Realmente empodera a las personas, empodera a los individuos a un nivel muy personal en el que participan. Hablan acerca de la paz, de lo que la paz significa para ellos, de qué sienten, de que la paz está dentro de ellos.
Debido a que el ser humano no está en paz no se comprende la dignidad humana, no hay comprensión de los seres humanos. La gente muere de hambre en este mundo, ¿por qué?, ¿hay escasez de comida?
Absolutamente no. No hay escasez de comida. La cantidad de comida que se tira es básicamente increíble. Es increíble cuánta comida se tira. ¿Y por qué las personas que están muriendo de hambre no pueden acceder a esa comida?
¿Qué pasó con el agua limpia? ¿Qué pasó con el agua potable? A donde voy veo botellas de agua, botellas de agua, botellas de agua. Mira, yo nací en India en una generación en la que no teníamos agua embotellada. Tenías agua de un grifo o de un pozo y era dulce, maravillosa y clara…
De repente “no, el agua se ha contaminado”. ¿Quién la contaminó? ¿Quién contaminó el agua para que podamos empezar a comprar agua embotellada?
Yo solo quiero que la gente se despierte un poquito en lugar de decir: “Bueno, eso es normal. Así son las cosas, ya sabes…”
Hay ciertas cosas que necesitamos como seres humanos. Una de ellas, que necesitamos todo el tiempo, es el aire. No duraremos mucho sin aire. ¿Quizás tres minutos? Existe la regla de los tres con estas cosas.
Y tiene que estar limpio, porque es increíblemente esencial e importante para nuestro cuerpo disponer de ese aire. La segunda cosa es abrigo. Tres horas y te puedes morir de hipotermia. Entonces necesitamos un buen refugio que nos proteja de esos elementos. Eso es muy, muy importante.
Luego podemos estar tres días sin agua y tal vez tres semanas sin comida (eso han sobrevivido algunas personas).
Mirando todo esto: es tan importante que nuestra comida, nuestra agua, nuestro aire y nuestro ambiente estén disponibles, porque son cosas muy importantes para nosotros. ¡No son lujos! Las necesitamos para sobrevivir, las necesitamos para vivir.
Y las personas no están prestando atención a estas cosas, estamos buscando prosperidad. “Prosperidad”, ¿cuál es la definición de prosperidad? ¿Cuál es la definición de paz? La paz es algo que hay que sentir. Y la prosperidad ¿es algo de verdad objetivo, o subjetivo? “Me siento próspero. Tengo agua, tengo comida, tengo un lugar donde estar. Me siento próspero.”
Porque hay personas que lo tienen todo y no se sienten prósperos. Entonces, ¿es objetivo o subjetivo? Lo mismo sucede con la paz, ¿es objetivo o subjetivo?
Digamos que vives en la cima de una montaña, usas ropas de un cierto color, te llamas de cierta forma y llevas el cabello de cierta manera. Entonces debes estar en paz. De verdad, ¿eso es todo?
Eso no es paz. La paz es algo que sientes. No es algo objetivo, sino que es subjetivo. Y tienes que sentirla. Tienes que sentir la paz en tu vida, no solo un día sino todos los días. Cada día.
Lumka Ngxoli:
Esta debe ser una de tus peores entrevistas. Pero, ¿cómo esperas que la gente pueda tener una conversación contigo cuando tiras estas bombas, como gotas, por todas partes? Sigues diciendo esas cosas profundas y todos terminamos con una cara como de: “¿Y ahora qué digo, quién soy yo?”
Prem Rawat:
Pero estas cosas son muy sencillas. No son cosas que cayeron del cielo. Es simplemente una necesidad del ser humano y es de eso de lo que estamos hablando.
No es nada rebuscado, no tienes que ser un genio para darte cuenta. Estamos aquí, hay un solo planeta Tierra. Este es el planeta Tierra que habitamos, aquí estamos.
Las cosas son bastante sencillas, así lo veo yo. Han estado buscando vida en otros planetas y no han encontrado nada todavía.
Lumka Ngxoli:
Sí, nada.
Prem Rawat:
Siguen diciendo: “Podría haber vida acá, podría haber vida allá.” Y yo digo: “Entiendo por qué tienen que hacer eso. Tienen que hacerlo porque un día este planeta Tierra va a desaparecer. Y por eso los seres humanos están buscando otros planetas para vivir, otras superficies, otros lugares.”
Pero, los cimientos de ese futuro, ¿son buenos o malos? ¿Fundamentalmente buenos o malos? Si no podemos tener paz, prosperidad y dignidad en este planeta ahora mismo buscamos otros lugares, pero llevaremos la misma enfermedad y la suplantaremos en esos otros lugares.
Al menos como un simple experimento. Por eso digo que: “¡La paz será el mejor logro de la humanidad, el mejor!” Y la necesitamos aquí. La necesitamos aquí para que podamos decirnos: “Sí, podemos vivir todos en paz, sin matarnos los unos a los otros”.
Robyn Pretorius:
Como sabes, en Sudáfrica en este momento hay mucha desconfianza entre las personas, mucha ira, mucha frustración. ¿Cómo dejamos todo esto atrás?
Prem Rawat:
Esto es algo que las personas tendrán que preguntarse a sí mismas. Una pregunta sencilla: cuando dices “dejar atrás”, eso significa seguir hacia adelante. No solo dejar atrás, sino seguir hacia adelante, ir hacia algo positivo, hacia algo bueno. ¿Quieres hacer eso?, ¿de verdad quieres hacerlo?
Robyn Pretorius:
Si quiero, y creo que todos los demás también lo quieren.
Lumka Ngxoli:
La mayoría no lo quiere. No están listos para hacerlo.
Prem Rawat:
Llegar a la idea de que “necesito seguir adelante, necesito continuar. No puedo quedarme en esta situación, no puedo permanecer en esta posición. Porque mientras siga en esta posición seguiré siendo una víctima de todas las cosas que han sucedido en el pasado.”
Sudáfrica tiene una cosa increíble, realmente increíble. Y ese activo, esa fortaleza que veo, son las personas de Sudáfrica. Porque lo que han soportado es absolutamente asombroso. Son el testimonio de la resistencia del ser humano.
Y si se lo proponen pueden hacerlo, pueden hacer lo que quieran con esa clase de resistencia, con ese poder que tienen. Pero no creo que nadie esté viendo cómo darse mutuamente ese poder, es todo desconfianza, desconfianza, desconfianza.
Hay mucho mal en este mundo, pero también hay mucho bien. Hay mucho odio en este mundo y también hay mucha bondad. Lo que tenemos que hacer es preservar la bondad, tenemos que perpetuar, mantener lo bueno en las personas.
Tienes esta vida. Del día en que naciste no tienes control. Del día en que te vas a morir no tienes control. Pero cada día entre medio es tuyo. Haz que suceda, haz que valga la pena.
Estoy aquí, hablando acerca de la paz y si piensas que yo estoy en paz todo el tiempo: no. ¡No! ¿Es todo perfecto para mi cada día? No. ¿Pero sabes algo? Cada día lo intento, lo intento.
¿Y qué va a pasar? Bueno, un hábito es algo que hace que las cosas sucedan fácilmente. Así son los malos hábitos y también los buenos hábitos. Si puedo hacerme el hábito de estar consciente, de no desperdiciar mi tiempo, de no perder mi tiempo… mi vida, mi vida es mi tiempo. No puedo dárselo a nadie. No puedo.
Así es tu vida, se queda contigo y puedes hacer lo que quieras con ella. Puedes hacer lo que quieras. Yo le digo a las personas: “Mira, tú quieres morir e ir al cielo. Lo entiendo. Pero, ¿qué tiene de malo lograr el cielo aquí, para nosotros? Lograr el cielo aquí.