Confinamiento con Prem Rawat – Día 82

“Hay una posibilidad para todo ser humano de estar en un lugar donde su corazón habla y él escucha.” – Prem Rawat

Los videos diarios de “En Confinamiento” de Prem Rawat presentan sus charlas, y cómo el Programa de Educación para la Paz ayuda a las personas a descubrir la paz personal. Mantente en contacto para informarte de los detalles sobre cómo reunirte virtualmente con Prem en un futuro próximo.

 

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LA DIFERENCIA ENTRE SABER Y CREER

EVENTO EN EL DOLBY THEATER – LOS ÁNGELES – ESTADOS UNIDOS

A las personas que dicen: “No necesito que me hablen de la paz, todo está muy bien en mi vida”, mi mensaje es que busques una forma de que todo lo que está tan bien en tu vida, todo lo que disfrutas, se pueda conservar y proteger para seguir teniéndolo por el resto de tu vida.

Y para las personas que están luchando y han venido luchando tratando de encontrarle un sentido, una disculpa, alguna cordura en una situación de locura: “¿Por qué me está pasando esto?”, quisiera decirte que estás lleno de más esperanza, de más alegría de la que puedas imaginar.

Para mí, la ironía es que ser humano y tener esta posibilidad de estar satisfecho, pleno, esté tan cerca. Esta es la plataforma, el escenario donde ocurre, no hay otro. No hay otro.

Y esta es la posibilidad para todo ser humano. Estar en ese lugar en el que el corazón canta y tú escuchas. No te entregas a todas las ideas.

A ver, déjenme terminar con lo que estaba diciendo. Porque esto es lo que sucedía en mi cabeza y pensaba: “El miedo, hablaste del miedo”. Y me di cuenta esta mañana a eso de las 6:45. Me di cuenta de que cuanto más miedo tienes más cosas crees. Cuanto menos miedo tienes, más saber tienes.

Si puedes comenzar a diferenciar entre el saber y el creer podrías comenzar a tener una idea de cuánto miedo tienes. Porque debido al miedo no quieres saber y entonces crees. Y es mucho más fácil creer porque no se trata de saber. Puedes dejar que tu imaginación corra por donde sea.

Esa es la razón… porque realmente, si hay un solo Dios, ¿verdad?, entonces ¿por qué hay diferentes religiones? ¿Por qué? ¿Cuál sería la razón, cuál sería la necesidad? La realidad es que hay uno solo, pero no en el reino de las creencias. En el reino de las creencias hay dioses diferentes.

Y en el reino de las creencias los dioses pueden hacer distintas cosas. Dicen: “Esto, aquello. No se puede hacer esto, sí se puede hacer aquello”. Se trata de las reglas, es todo reglas. Y si cumples todas estas reglas, entonces, especialmente después de la muerte irás a un lugar fantástico que se llama el cielo. Y eso es todo.

Tengo dos cachorros, dos pequeños pomeranios, y cuando se dan cuenta de que estoy en mi oficina vienen y empiezan a arañar la puerta: “Déjanos entrar, déjanos entrar”. Así que los hago pasar, entran y me miran como: “Bueno ¿qué tienes para darnos?” Y tengo un frasco grande con galletitas, les doy galletitas y se ponen felices.

Uno de los trucos que tengo, porque tengo que trabajar, no puedo prestarles mucha atención, es que los llevo afuera y les digo: “miren, miren lo que tengo para darles”. Y se emocionan tanto que uno de ellos empieza a bailar y el otro está ahí como “sí, sí, sí”. Los llevo afuera, les doy sus galletitas, están completamente felices, se comen sus galletitas y así puedo volver a entrar a mi oficina. Y todo está bien.

Más o menos a los cuarenta minutos, están otra vez ahí arañándome la puerta. Abro la puerta y entran a mi oficina… es como: “nunca estuvimos aquí, donde están las galletitas”. Y yo: “un momento, pero si recién les he dado.” Me hacen reír cada vez que pasa. Porque me miran como diciendo: “hoy no nos has dado ni una galletita.” y yo: “pero si recién se las he dado”. Pero ellos no se acuerdan, no se acuerdan.

Entonces, si no se acuerdan, ¿de qué sirve? De lo bueno y lo malo. Y por ahí va la gente, en todo este negocio de las creencias. En el negocio de andar creyendo. Porque es un negocio. Es un negocio. Y el negocio es que les vendes tus creencias a los demás, haces que te las compren.

¿Cuál es la alternativa? Saber. ¿Y de qué se trata el saber? No te sientas a hablar de Dios. Sientes a Dios. No das conferencias sobre Dios. No das sermones sobre Dios. Ayudas a las personas a que se vuelvan hacia su interior y sientan a ese ser divino que reside dentro de cada uno.

No escribes libros sobre las creencias sino que escribes libros para ayudar a las personas a que puedan comprender el saber.

Fui a hacer una entrevista, y antes de la entrevista tuvimos una pequeña reunión para conocernos. La persona que me iba a entrevistar salió, conversamos un poco, entramos en la sala, me hicieron la entrevista. Y las respuestas que esta persona recibió… se notaba que nunca había escuchado respuestas como éstas porque empezó a cambiar todo en ella.

En un momento dado hablé de Dios. Usé la palabra Dios. “¿Conoces a Dios?”. Le dije: “Esa es la pregunta equivocada”. “¿Cuál es la pregunta correcta?”. “¿Has sentido a Dios?”. Conocer a Dios no va a suceder si estás usando el cerebro. Porque cuando se trata de imaginación, es inimaginable. Así que ni lo intentes.

Entonces preguntó: “¿Has sentido a Dios?”. Le dije: “si”. “¿Existe Dios?”, “sí”. “¿Cómo lo sabes?” Y le dije: “Cada vez que respiras se te está dando una bendición divina, es así como conoces al Ser Divino”.

Nunca había oído eso antes. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Y en una fracción de segundo esta persona pudo vislumbrar de lo que se trata la vida: sentir, vivir, aceptar esta bendición, sentirse afortunado. No creer que eres afortunado, sino sentirte afortunado, sentirte vivo.

Desconectarte del resultado de los deseos, observar y deleitarte en la realidad.

Cuando empiezas a aceptarlo es cuando pasas a estar tan vivo que entiendes lo que es la vida. Eso es la vida.

Entender esto por una fracción de tiempo no alcanza. Este saber tiene que suceder cada día. Este saber tiene que suceder, y la celebración. Fiesta, ¿verdad? Esta fiesta es cuando el ser humano le abre los brazos a la bendición y el regalo de la vida se hace evidente. Esta es la fiesta, se llama gratitud.

Gratitud es cuando vas más allá de las palabras porque las palabras no alcanzan, el corazón está pleno y hay alegría porque hay comprensión, porque sabes, no crees. Sabes, ves, es evidente. Y tu vida ha cambiado.

En ese momento, de nuevo, las riquezas de la existencia, de la claridad, de la sabiduría, de la comprensión, son tuyas. Y es una riqueza que nadie te puede quitar.

¿Sabes cuál es la riqueza de la sabiduría? Aunque alguien quisiera robártela y se lo permitieras, ¿crees que vas a quedar con menos? La bondad… si alguien te la robara, ¿crees que vas a tener menos?

Puedes dar de tu bondad a todas y cada una de las personas sobre la faz de la tierra, siete mil seiscientos millones de personas y no te faltaría nada. Te quedarías con toda la bondad que has tenido. Y eso lo puedes multiplicar por mil millones y la seguirías teniendo. No disminuiría en nada.

Esa es la cantidad de bondad que tiene cada uno. ¿La usas? Eres muy bueno para usar tu juicio. Eres muy bueno para juzgar a todos. Pero ¿y la bondad?

Entonces, ¿de qué sirve tener esta riqueza increíble llamada bondad y vivir el resto de tu vida como un mendigo? ¿De qué sirve? La gente me dice: “yo quisiera tener claridad como tú”. Y yo digo: “Pero si la tienes. ¿Crees que yo tengo algo de especial? Yo estoy hecho de las mismas cosas que tú. De lo mismo que tú. Me rige el mismo reglamento de esta Tierra que a ti”.

Y si en mi vida yo puedo decirme a mí mismo que sentir esta bendición debería ser una prioridad, ¿por qué no lo puedes decir tú?