SABIDURÍA ILIMITADA
CUANDO EL DESIERTO FLORECE
EVENTO DE AUTOR – MADRID – ESPAÑA
¿Por qué debes saber quién eres? Porque entre el momento del nacimiento y el momento en que te vas, vas a intentar ser algo. Vas a hacer mucho esfuerzo por ser algo. Y no es lo que vas a lograr lo que estás intentando, que es ser feliz, estar satisfecho. Vas a hacer un esfuerzo enorme por estar contento, por estar satisfecho. Lo veo en bebés, lo veo en adultos.
Todos van a intentar ser felices, lo que sea que los haga ser felices, van a intentarlo. Y no solo van a intentarlo como lo hacemos todos sino que vamos a mirar hacia afuera para encontrar nuestra felicidad.
Lo vamos a intentar, vamos a intentar estar satisfechos, intentar estar felices, pero esta es la ironía: a veces lo vamos a lograr por una fracción de segundo y después, el resto de la vida, vamos a estar repitiendo ese esfuerzo para ver si obtenemos el mismo resultado. Y algunos vamos a terminar llenando nuestras vidas de desilusión.
Porque estamos buscando esa satisfacción a través de nuestras relaciones, a través del país, “el país nos va a dar esa satisfacción, los líderes nos van a dar esa satisfacción, la relación nos va a dar eso”. Y cuando no encontramos esa satisfacción terminamos llenando nuestra vida de decepción.
Y esta es la ironía: la ironía es que si tan solo te conocieras a ti mismo te darías cuenta de que llevas dentro de ti una alegría que no tiene límites. Llevas dentro de ti la mina de la satisfacción que no tiene fin. Llevas dentro de ti el lago de la serenidad que hasta la fecha nadie ha descubierto el fondo de ese lago. Llevas dentro de ti un árbol que da tanta sombra que debajo de él te sientas y es lo más sosegado que un ser humano puede hacer. Llevas dentro de ti un sol que tiene una calidez inigualable, que en los días fríos puedes ir adentro y disfrutar del calor de ese sol. Y sentir que revives.
Tienes en ti el océano de la claridad. Te mojas ahí y el polvo de la confusión queda lavado. Eso es lo que eres. Eso eres. Y esta es la posibilidad.
Es por eso que estoy aquí, para decirte esto. Dos cosas: quiero darte esta noticia y aquí está mi objetivo. Lo que te quiero decir no es algo nuevo, lo que te quiero decir ya lo sabes. Y segundo, te lo quiero decir de una forma en que a ti te llegue como si fuera una novedad. Ese es para mí el desafío.
Lo que te quiero decir, tú ya lo sabes. Porque también tienes en ti una sabiduría ilimitada.
Así que en tu vida, en tu existencia, tú tienes que sentir el dolor, tú tienes que sentir la alegría. Algo dentro de ti quiere sentirse feliz, contento. Rechaza la idea del dolor, del sufrimiento. Entonces, ¿a quién mejor dirigirse para la fuente de esa alegría que a ti mismo? Esa fuente que llevas donde quiera que vayas. No importa donde vayas en este mundo, llevas esta fuente contigo donde quiera que vayas.
De eso trata este libro, trata de señalarte a ti, darte un entendimiento de ti mismo. Pone el énfasis en ti, porque nadie más lo hace. Para todos los demás el énfasis es: tienes que hacer esto y aquello, tienes que lograr esto y aquello. Y yo estoy diciendo: primero pongamos el énfasis en ti.
Tú eres el cimiento de este edificio que se llama “tú”. Tú eres el cimiento de este edificio que se llama tú. Y cuando tú eres débil el edificio también lo es, y cuando tú eres fuerte el edificio también lo es.
¿Y por qué el edificio tiene que ser fuerte? ¿Por qué necesita ser fuerte este edificio? Porque los terremotos vendrán. Los terremotos llegarán. Los incendios llegarán.
Esta mañana vi la lluvia, llovía y llovía. Madrid se beneficia con esta lluvia, ha estado todo muy seco. Miraba la lluvia, pensaba en la lluvia y me di cuenta (todavía me falta pensar más en esto) que el agua destruye todo lo que el hombre ha hecho, lo destruye. Si un edificio se moja por dentro, olvídate. ¿Tu electrónica? Se arruina. El agua es un destructor poderoso. Y también es uno de los creadores más poderosos. Contiene esas dos posibilidades: puede destruir y puede crear.
Tú también tienes una inmensa posibilidad. La posibilidad de sentir la vida, de abrirle los brazos a la vida, de entender el valor de cada aliento que respiras, el valor de cada día que vives. El valor de cada momento que tienes.
El día en que comiences a practicar, a ejercitar la sabiduría que tienes dentro de ti, es el día en que será sabio, es el día que comprenderás el valor de la vida, el valor de estar vivo.
No te juzgas a ti mismo por lo que tienes, eso no te lo han enseñado. No te han enseñado a juzgar por lo que ya tienes, te han enseñado, definitivamente, a juzgarte por lo que no tienes. En todas partes: eso no lo tengo, eso no lo tengo, eso no lo tengo, eso no lo tengo.
¿Puedes imaginarte una tienda que tiene todas las cosas conocidas? No, son todas cosas que nadie más tiene: no tengo eso, no tengo aquello, no tengo esto, y eso no lo tengo. Ahora, vengo yo y te digo: paz. Y dices, mmm, eso no lo tengo. Pero sí la tienes, sí la tienes.
Tienes paz dentro de ti pero no sabes cómo acceder a ella. Tienes sabiduría dentro de ti pero no sabes cómo llegar a ella. Tienes amor dentro de ti pero no sabes cómo encontrarlo. Tienes entendimiento dentro de ti pero no sabes cómo llegar a él. Tienes bondad dentro de ti pero no sabes cómo llegar a ella. Te has olvidado.
Hay tanto, tanto que es tan asombroso. Para ti. Vienes a esta Tierra y no vienes solo: vienes con paz, vienes con esperanza, vienes con alegría, vienes con comprensión, vienes con sabiduría. Pero no hablamos de estas cosas. ¿De qué hablamos? Hablamos de nuestros problemas. ¿Sabes que tiene de malo hablar tanto de los problemas? Que después de cierto punto no sirve de nada, no ayuda.
Hay alguien sentado a mi lado en un avión y tiene rota la nariz, yo le digo: “tienes rota la nariz” y me dice: “ya lo sé.” Después, a los 15 minutos le digo: “oye, tienes rota la nariz”, me dice: “ya lo sé, ya lo sé”. Y otra vez, a los quince minutos le digo: “tienes rota la nariz”. Creo, que a la décima vez esa persona va a estar buscando cambiar de asiento porque va a pensar que estoy loco. ¿A ti no te parecería eso odioso? Y definitivamente contemplarías la idea de que esa persona puede estar cu-cu, loco. Porque repite una y otra vez: “tienes rota la nariz, tienes rota la nariz”.
Si estás en el avión, llamarías a la azafata y le dirías: “estamos volando”, te diría “ya lo sé, estamos volando”. La llamas otra vez y: “estamos volando”. Eso es lo que hacemos.
Nuestra pericia es encontrar una forma mejor de expresar el problema para seguir repitiéndolo.
¿Y la solución? La solución, de una manera hermosa, yace dentro de ti.
Para mí, el libro se dirige a eso fundamentalmente. Lo hace de una forma diferente, usando historias, usando analogías, pero ese es el mensaje: que tienes en ti lo que estás buscando y si puedes comprenderlo tu vida cambiará.