Confinamiento con Prem, Día 75

“La vida se trata de que yo estoy vivo y tu estás vivo –de que nosotros entendemos el regalo de nuestra existencia.” – Prem Rawat

Los videos diarios de “En Confinamiento” de Prem Rawat presentan sus charlas, y cómo el Programa de Educación para la Paz ayuda a las personas a descubrir la paz personal. Mantente en contacto para informarte de los detalles sobre cómo reunirte virtualmente con Prem en un futuro próximo.

Audio

Prem Rawat:

Hola a todos. Espero que estén bien. He estado ocupado tratando de preparar todo. Muy pronto estaremos anunciando el Programa de Educación para la Paz y estoy entusiasmado con eso.

Pero ya nos estamos acercando mucho al capítulo tres de este asunto del coronavirus. Yo pienso que el capítulo uno fue cuando todo comenzó y la mayoría de los países quedaron asombrados con lo que estaba sucediendo y no hicieron nada.

El segundo capítulo fue cuando se dieron cuenta de lo que estaba pasando y pusieron manos a la obra. El capítulo tres es como ir saliendo, y por supuesto que esto ha sido muy, muy interesante: me doy cuenta de que eso abrirá la posibilidad de que yo viaje.

Por supuesto que esto va a presentar desafíos, yo no voy a tener ninguna reunión en ningún modo en el que pudiera propagarse el coronavirus. Así que estamos viendo qué se puede hacer, cómo se pueden hacer las cosas. Ya le encontraremos solución.

Lo principal es que tú estés enfocado en lo que realmente está sucediendo. Y lo que realmente está sucediendo, les digo, no es este asunto del COVID-19, no se trata de que este virus esté dominando. Lo que realmente está sucediendo es único, ha estado sucediendo desde hace un tiempo pero sigue siendo único, y es que existes, que estás vivo.

¿Qué estás haciendo para atender eso? Ese es el asunto, esa es la pregunta. Porque al atender eso muchas cosas se ponen en orden. ¿Se ponen en orden cómo qué? Como una cantidad de dicha inmensa, una claridad inmensa, un entendimiento inmenso, un enfoque inmenso.

Porque esta existencia, esto de «estar vivo» es más que simplemente hacer lo que el mundo te ha dicho que hagas. Te das cuenta de que haces lo que haces no porque quieras hacerlo sino porque estas son las costumbres, las tradiciones; reglas con las que creciste y cuando eras un niño pequeño simplemente aceptaste.

Tu madre, tu padre te decían: «Haz esto, y si no vete a tu habitación». Y después de un tiempo decidiste que tu habitación no era divertida. «Voy a ceder, haré lo que mi mamá y mi papá quieren que haga”.

Entonces, ¿es esto malo? ¿Es malo ceder a las reglas, a las normas? Por supuesto que no. Tenemos que tener reglas, vamos a tener reglas. Aunque tu regla sea no seguir ninguna regla, esa es una regla. Vamos a terminar con una regla de todas maneras.

Pero hay otro tipo de regla a la que necesitas prestarle atención y no es una regla sino una oportunidad. La oportunidad es que estás vivo y eso significa algo. Eso es lo único.

Todo este asunto ha sucedido antes. En 1918 la gripe española, luego el virus, el ébola. Tantas cosas, la gripe aviar.

Entonces, ¿vendrán más? Por supuesto. Por supuesto. ¿Sucedieron antes y la gente no lo entendió? Por supuesto. Pero lo que es único es que estás vivo. ¿Y esto cuándo se va a repetir? Nadie lo sabe.

¿Cuándo vas a regresar? Nadie lo sabe, podrían ser millones de años, podrían ser miles de millones de años. Pero en este momento aquí estás. Existes. Y así es.

El otro día salí y me dirigí hacia las escaleras. Miré hacia arriba y pude ver las estrellas, pude ver la luna. Todavía había un poco de luz, el sol se estaba poniendo. Era hermoso.

Y me hizo pausar y pensar: estos astros, estas estrellas, la luna, todo lo que estaba ahí, han existido y visto… Y no sé si puedo usar el palabra «visto». Porque no creo que haya alguien allá afuera mirando hacia acá y diciendo: «Sí, bueno, ahí está», así que tal vez «visto» no es la palabra correcta.

Pero han estado ahí mientras todos estos dramas se desarrollaban. Hablando geológicamente esto es así. Así nomás, es un segundo. Es un abrir y cerrar de ojos y terminará.

Y en este abrir y cerrar de ojos, ahí estás tú. En tu vida, en tu existencia no se trata del abrir y cerrar de ojos. Se trata de que tú quieres algo, quieres ser feliz.

No voy a entrar a definir la felicidad, pero querer ser feliz, querer estar contento… Y si eliminamos la palabra «felicidad» y decimos «básicamente, quieres sentirte bien». No quieres estar preocupado, preocupado por el mañana, por las consecuencias.

Sino que quieres sentirte vivo, sentirte bien. Deseas poder mirar la luna y admirar su belleza y asimilarla. Deseas mirar el atardecer hermoso, admirar su belleza y asimilarla. Y sentirte parte, porque tú estás hecho de ese mismo polvo del que están hechos la luna y el sol.

Quieres ser libre, quieres liberarte de toda la carga, de todo el peso que sientes que llevas. Y si de alguna manera esta vida pudiera tratarse no del mañana sino de hoy, del lugar en el que pongo en acción mis pensamientos… Cuando convierto esos pensamientos en acciones pasan a ser irreversibles, inalterables.

Yo simplemente quiero sentirme bien, quiero sentir que viví por la satisfacción, que viví por la felicidad, por la alegría, que viví por esas razones por las que vale la pena vivir. Y que entendí por qué estoy aquí. Que no fue un misterio, que no viví en este misterio sino que viví en claridad.

Era obvio. ¿Eh? «Obvio”, esa es la palabra clave, obvio. No que “alguien me lo dijo” y por eso lo creí: «Lo leí en un libro, así que lo creo». No, se volvió obvio, claro. Y vivir esta vida es tan simple, se llena de alegría.

Así que ¿es así para mí todos los días? No. Todas esas otras cosas: “¿Qué va a pasar aquí? ¿Qué va a pasar aquí?, esta persona dijo eso, y esta dijo aquello».

Pero cuando no estoy en eso y tengo ese momento de claridad… ¿Ves?, la claridad no se trata de las horas, la claridad no se trata de los minutos: con un momento basta, porque las consecuencias son largas, los efectos de la claridad son largos.

Puedo sentir que estoy vivo, que vivo. Y ese sentimiento de estar vivo lo veo como el sentimiento más preciado, para mí es importante. Entiendo que mi pequeño mundo gira alrededor de eso, de estar vivo. Entonces lo sé. Entonces entiendo y está bien. Ahora no tengo que buscar… y no me tengo que ahogar en el mar del «por qué».

“Por qué, por qué esto, por qué aquello y por qué eso”. Cuando yo era niño, tal vez comenzó como “¿Por qué, por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué tengo que hacer eso? ¿Por qué está la luna, por qué está allí el sol? ¿Por qué es redonda la Tierra?».

Pero no, no y no. Cuando soy mayor todo eso cambia a: “¿Por qué estoy triste? ¿Por qué…?» Pasa de preguntarme «¿por qué la luna…?»

Alguien hizo esa pregunta. ¿Al universo no le importa por qué estoy aquí? ¿Por qué estás aquí?, ¿no sabes? Porque obviamente hay una razón. Esto es lo que debes entender.

La persona escribió, decía: «al universo no le importa». No se trata del universo, amigo mío. Se trata de tú que miras al universo, eso es lo que importa. Esto es lo que se ha hecho posible, no el universo viéndote a ti, sino tú viendo al universo.

De esto se trata. De que yo estoy vivo, de que tú estás vivo. De que nosotros entendamos nuestra existencia. ¡Esta es la belleza, la hermosura, la dicha! Cada día despertar a esta posibilidad. Cada día despertar. Todo lo demás a lo que nos asociamos, todo lo demás que le da sentido a nuestras vidas, eso no es. Eso no es.

Una vez alguien trajo un auto muy costoso y le dije: «Oh, qué lindo auto tienes». A mí me gustan los autos, me interesan. Y la persona me dijo: «¿Yo debería conducir uno de estos autos?». Era un automóvil bastante caro, y dije: “Te ves bien en él. ¿Por qué no? Absolutamente, si eso es lo que quieres hacer, hazlo”.

Pero no se trata de eso. No es esa la razón por la que tu vida es importante. ¿Porque tienes una gran empresa?, esa no es la razón… ¿Hay algún problema en encargarse de una empresa? No. Se trata de todo eso que tú haces pero también de eso que se ha convertido en una posibilidad por el hecho de que estás vivo en la faz de la Tierra.

Entonces, ¿qué es eso? Lo que eres tú, no tus parientes ni tus amigos, sino tú lleno de alegría.

Veo personas que a veces están desoladas porque perdieron todo lo que tenían. Hace mucho tiempo vino una persona y me dijo: «Oh, tengo un problema». Le pregunté “¿cuál es tu problema?» y él dijo «perdí mi negocio».

Le dije: «Dime algo. ¿Naciste con este negocio? Y él dijo: «No, no, lo construí». Entonces dije: «Apuesto a que aprendiste mucho construyéndolo». Él: “Oh, sí, aprendí mucho, cometí muchos errores”. “Bien. Aprendiste mucho, así que vuélvelo a hacer. Hazlo de nuevo, desarrolla tu empresa y asegúrate de no cometer los mismos errores, lo harás más rápido».

Entonces me miró y le dije: «Pero hay algo más. ¿Piensas que estás aquí por esta empresa? ¿Que tu felicidad está asociada con esta empresa? No”.

“Tu felicidad tiene que ver contigo, con los recursos que están dentro de ti. Y si los puedes encontrar, si puedes encontrar la alegría que reside dentro de ti puedes manejar tu empresa y no vas a estar buscando esa cosa que tu empresa no te puede dar nunca. No estarás buscando en este mundo lo que este mundo no te puede dar jamás”.

Y es eso, amigos míos, esa claridad, esa alegría, esa plenitud. En este mundo no hay nada… quiero decir, el mundo puede darte muchas cosas buenas. Los helados son bastante buenos. Ah sí, las samosas, esas son buenas. El pastel de nuez, buenísimo.

Pero hay algo más grande que todo eso y está escondido en cada aliento que respiras en tu existencia. Cuando miras hacia arriba, hacia este universo con asombro, con fascinación: de eso se trata. Cuando puedes volverte hacia el universo interior y decir “guau», entonces captaste. Ahí lo tienes. De eso se trata.

Esa es la verdadera libertad. Libre porque conoces la fuente de tu alegría. Ahora estás en libertad de elegir. Elige sabiamente, mi amigo. Elige eso para lo que fuiste hecho.

Vive tu vida en esa alegría que ha sido posible porque estás vivo. Solo eso, porque estás vivo. Siéntete pleno porque estás vivo. Ve esa claridad porque estás vivo. Conoce esa belleza porque estás vivo. Y libérate de la esclavitud de la ignorancia. La ignorancia de no saber lo que tienes escondido dentro de ti, de no conocer los tesoros que llevas dentro de ti.

Muy pronto estará listo el Programa de Educación para la Paz y se va a presentar. Nuevamente, mirando todos los países que van a comenzar a abrir, viendo la posibilidad de viajar…

Y quiero ir a verlos a todos. Quiero mirarlos a los ojos y verles las sonrisas. Quiero ver sus ojos sonrientes… Eso sería maravilloso. Me entusiasma hacerlo.

Por supuesto, tengo que hacerlo juiciosamente, no quiero que nadie se enferme por esto. Y por supuesto, no debido a algo que yo haya hecho. Sigue siendo lo mismo: «No contagies a nadie y no te contagies de nadie». Hay que tener mucha cautela.

No es gran cosa. Podemos hacer las cosas si sabemos dónde buscar esa alegría dentro de nosotros. Y podrías estar ocupado siendo feliz. ¿Qué te parece? En esta vida, en este mundo deberías siempre, siempre, siempre estar ocupado siendo feliz.

Así que muchas gracias. Espero verlos pronto. Cuídense, manténganse bien, seguros. Y lo más importante: sean.