Confinamiento con Prem, Día 62

“Estos ojos han visto el cambio, y este corazón ha experimentado lo eterno. Lo cambiante es fascinante, ¡y lo eterno es sublime!” – Prem Rawat

Los videos diarios de “En Confinamiento” de Prem Rawat presentan sus charlas, y cómo el Programa de Educación para la Paz ayuda a las personas a descubrir la paz personal. Mantente en contacto para informarte de los detalles sobre cómo reunirte virtualmente con Prem en un futuro próximo.

Audio

Prem Rawat: [voz en off]

Lo que buscas está dentro de ti. La alegría que necesitas en tu vida está dentro de ti.

No te han puesto en esta tierra sin las herramientas que necesitas para aprovechar esta vida al máximo.

Este tiempo que tienes comienza contigo, tu entendimiento comienza contigo, el uso de las herramientas que tienes comienza contigo.

Te encuentras a ti mismo. Tal vez un día llegues a comprender que hay un yo que no conoces. Lo que yo digo es: acéptalo. Descansa en él.

Texto en pantalla:

PARA TU VIDA

Evento La paz es posible

Pasadena, California

Prem Rawat:

Las personas vienen a mí y me dicen: “Quiero ser feliz”. ¿Quieres ser feliz? ¿Quieres ser feliz? [Público: Sí] Duerme ocho horas.

“Bueno, si no ofreces felicidad, ¿qué ofreces?” Ofrezco paz. “¿Qué? ¿La felicidad y la paz son cosas separadas?”. No, la paz puede hacerte feliz también, pero también te puede hacer feliz dormir ocho horas. Dormir ocho horas te puede traer felicidad pero no paz. Y lo que yo estoy ofreciendo es la paz que ya se encuentra en ti.

Comprende, mira. No mires este mundo o tu vida a través de todas estas normas. No hay normas. Este es el escenario que tienes. Tienes que arreglártelas con él y bailar la danza más magnífica que puedas.

Baila todos los días, los 36.500 días. Baila de corazón, baila porque estás celebrando tu existencia.

Celebra que estás vivo. La gente dice: “Oh, hoy es mi cumpleaños”. ¿Sólo una vez al año? ¿Y qué problema habría con celebrar tu cumpleaños todos los días? Que envejecerías muy rápido. Pero celebra tu existencia todos los días. Siente la vida.

No tus problemas. Esto es algo real, yo enfrento problemas: “¿Qué quieres? ¿Qué quieres, Prem? ¿Problemas?”

Solo porque tengas vida no significa que sepas cómo vivirla. Porque si quieres vivir tu vida necesitas sabiduría. Tienes que adquirir sabiduría. Es muy bueno adquirir conocimientos, pero si no adquieres sabiduría no podrás utilizar esos conocimientos para lo que quieras.

Doy un ejemplo simple: los pilotos tienen que tener una lista de comprobación en la cabina de pilotos, pero deben tener la sabiduría de usarla.

Así que acumulas conocimientos, pero no acumulas sabiduría. Si no adquieres sabiduría para usarla, para ser sabio: “Vaya, mis prioridades; ¿cuáles son mis prioridades hoy? ¿Para qué quiero vivir? ¿Cuál es mi foco? ¿Cuál debería ser mi foco?”.

Cada día quiero estar en contacto con quién soy verdaderamente. Porque cuando me pongo en contacto conmigo mismo también me pongo en contacto con lo divino que existe en mí, con la simplicidad que existe en mí, con la alegría que existe en mí.

Hay algo dentro de ti que es constante y hay algo que siempre está cambiando. Lo que cambia está afuera y lo constante está adentro. ¿Qué quieres?

Por afuera todo cambia. ¿Vas a tener el mismo aspecto? Ojalá tuviera una cámara con exposición prolongada aquí “click, click”.

¿Cuál es el aspecto de todo ahora? Yo comencé a los nueve años, comencé a hablar sobre la paz a los cuatro años. Empecé a sentarme en el escenario, a hablar ante el micrófono a miles de personas.

Hubo un tiempo en el que yo era el menor. Claro que en mi familia yo era el menor. Y prácticamente donde quiera que fuera, era el menor.

Ya no es así. Estos ojos han visto cambios y este corazón ha experimentado lo eterno. Lo cambiante es fascinante… fascinante. Lo eterno es sublime.

Lo variable: “Vaya, oh, mira. Oh Dios mío, ¿viste esa persona, y aquella, y aquella?” Y el corazón abre los ojos y ve. “Yo también veo lo eterno en cada uno de ustedes”. Ese es el reconocimiento. Si reconoces tu ser interior lo reconocerás en todos los demás. Porque así es. Así es.

En el mundo de hoy la codicia puede tener tanto poder y tan rápidamente… este mundo está siendo regido por la codicia. Donde quiera que mires: codicia, codicia, codicia, codicia y codicia.

Si nosotros, los seres humanos, no volvemos a aplicar la fórmula humana y la sustituimos por la codicia estamos todos condenados. Hay mucho en juego ahora, hasta el punto en que no vamos a tener un planeta en el que vivir. A través de nuestras acciones castigamos a los osos polares, que no nos han hecho nada malo. Castigamos a los pingüinos, que no nos han hecho nada malo.

El otro día vi a alguien que estaba en África y mató a un hermoso león. Y pensé: “si este hombre de verdad quiere ir a cazar se le debería permitir, pero sin un arma de fuego”. Que la caza sea pareja.

No es justo. El pobre león no tiene un arma. No sabe cómo usar un arma. Tú sí. ¿Dónde está ese poquito de sabiduría, eso de que “el fuerte protegerá al débil”?

No. Hay mucho, mucho más en juego. El mundo se está volviendo esclavo de un aparato al que se le llama todavía “teléfono inteligente”. No debería llamársele así, porque lo menos que tiene ese aparatito es la función de teléfono. Y no es inteligente. No tiene nada de inteligente. Todas las personas que no quieres que te llamen, llaman. ¿Cómo se puede considerar inteligente?

Entonces, haz que cuente cada paso que das en este escenario de la vida. Haz que cuente. Se lo debes a esta vida. Y un día se te premiará con el regalo más hermoso llamado claridad, gratitud y comprensión. Tu vida nunca volverá a ser igual.

La vida es este escenario. Toca, toca la sinfonía. Danza cada día. Tu corazón lo anhela.