Confinamiento con Prem, Día 43

“Desencadenemos una revolución por la paz. Desencadenemos una revolución por la bondad. Desencadenemos una revolución que marque una diferencia en este mundo.” – Prem Rawat

Prem actualmente se está preparando para presentar el Programa de Educación para la Paz, su innovadora serie de cursos en video. Mientras que continúa con su preparación, seguiremos enviando materiales para la serie En Confinamiento, creados a partir de sus agradables e interesantes charlas de los últimos años.

Audio

Confinamiento – Día 43

Cuenta regresiva para el Programa de Educación para la Paz

Texto en pantalla:

Estudiantes del Programa de Educación para la Paz en la Universidad Taylor

Individuo 1: [varón]

Hace poco pregunté: “¿Qué es lo que realmente quiero en mi vida?” Y siempre me comparo con los demás.

Individuo 2: [mujer]

Estamos demasiado ocupados haciendo nuestros deberes. Y con frecuencia, olvidamos las cosas importantes.

Individuo 3: [varón]

Durante todas las sesiones de Prem hay muchas preguntas que me surgen en la cabeza. Y me pregunto: “¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué hicimos aquello?” Me hace pensar, y pensar y pensar.

Individuo 4: [mujer]

Creo que lo que él intenta decir es algo que todos sabemos, pero no es algo de lo que seamos siempre conscientes. Es un recordatorio muy grande para todos, en especial para mí, cuando él habla de apreciar la vida, que es lo que a mí me falta.

Individuo 5: [mujer]

Me hace pensar en aquello que siempre he ignorado en mi vida. Pero nunca había entendido que la paz ya está en nuestros corazones.

Texto en pantalla:

Universidad de Taylor, Kuala Lumpur

Narrador:

La Universidad Taylor, en Kuala Lumpur, Malasia, fue la primera institución en Malasia en ofrecer el Programa de Educación para la Paz. Los administradores han elogiado el programa por haber ayudado a la institución a realizar su misión holística de enriquecer las “mentes, manos y corazones de los estudiantes”.

En octubre de 2016, Prem Rawat habló en Talor’s University, como parte de su serie de bienestar emocional, que tiene el propósito de cultivar y empoderar en el personal y los alumnos el bienestar y la salud emocional.

Individuo 6: [varón]

Empezaste a hablar de la paz a los cuatro años de edad ¿Qué te inspiró? ¿Qué te hizo elegir hablar ante tantas personas a los cuatro años?

Prem Rawat:

Bueno, para mí, en mi vida y en ese momento, no había dolor, no había problemas, no había ningún gran drama que pudiera hacer que uno llegara al punto de decir: “Bueno, vale. Voy a renunciar al mundo, voy en pos de la paz.”

Porque una cosa que comprendí es que la paz no era ausencia de guerra. Así que la bondad, la generosidad, por ejemplo, es algo. Pero tener codicia es solo falta de generosidad.

Así que muchas personas piensan que hay guerra y hay paz. No. Hay paz. Y cuando falta la paz, cuando hay ausencia de paz, hay guerra. ¿Qué clase de guerra? Puede ser una guerra en tu mente. Puede ser una guerra física. La guerra puede estar en tus pensamientos. Pero es igualmente una guerra.

Y para mí no había nada de eso. Pero comprendí que había algo que se llama “paz”. Y que cada ser humano sobre la faz de esta tierra, sin importar sus circunstancias, es muy afortunado.

De hecho, eso fue lo que dije. Hace unas semanas estaba leyendo mi primer discurso, y de eso se trataba: “¡Qué afortunados somos de estar vivos y que la paz esté dentro de nosotros!”

Individuo 1: [varón]

Después de asistir a este programa siento que lo que realmente quiero está dentro de mí. Y no me tengo que comparar con los demás. Yo soy quién soy. Y me hace crecer y contestar algunas preguntas en mi mente.

Individuo 5: [mujer]

Es así, tan sencillo, seguir con la vida y disfrutar. Eso pienso yo.

Individuo 3: [varón]

Es tan maravilloso sentir que después de estar pensando llega la respuesta. Sí, eso es lo que quiero hacer. Es lo que me motiva desde que era muy pequeño.

Individuo 4: [mujer]

Prem Rawat nos anima a todos a ver algo que está dentro nuestro. Ver los regalos que tenemos. Y es una bendición tener esta respiración.

Texto en pantalla:

El contenido de este vídeo es cortesía de la Fundación Prem Rawat

Kuala Lumpur, Malasia

Texto en pantalla:

KIND MALASIA 2018, Conectando Empresas con la Sociedad Civil

Prem Rawat:

No se necesita mucho para desencadenar una revolución. Desencadenemos una revolución por la paz, por la bondad, una revolución que marque la diferencia en este mundo. No solo en Malasia.

Porque si Malasia puede ser una vela encendida, ¿imaginas qué puede hacer Malasia? ¿Por qué no todos los países? ¿Por qué no todos, los que están aquí sentados, los partícipes, los creadores, los instigadores y agitadores? Sean todos los aquí presentes los poderosos de esa increíble posibilidad.

Texto en pantalla:

Marcando la diferencia, Kind Malasia

Prem Rawat:

Comencé a hablar de la paz cuando tenía cuatro años. Comencé a asumir esta responsabilidad de difundir la paz primero en la India, donde nací, cuando tenía nueve años. Tenía más o menos trece años cuando fui a Occidente, a Inglaterra, a América. Y llevé este mensaje fuera de la India.

Así que aquí estoy, y estoy seguro de que hay muchas personas que dicen: “Oh, el Embajador de la Paz.” Soy el embajador. Pero, ¿qué es ser Embajador de la Paz? Todos ustedes son Embajadores de la Paz ¿No lo saben? Yo no soy el único. Ustedes son Embajadores de la Paz.

Y también es su responsabilidad asegurarse de que la paz se difunda en el mundo, porque, ¿qué otra opción tenemos?, ¿qué otra opción existe?

¿Cuál es esta ley de la que hablaba? Esto es lo que a mí me anima. Lo que me anima a continuar haciendo el esfuerzo que llevo realizando durante tanto tiempo de forma continua. Y, ¿cuál es esta ley? Es esta: “Si tomas dos velas, una que está encendida y otra que está apagada; las unes, ¿sabes que sucede? Que la vela que está encendida encenderá a la que está apagada.”

No es al revés. Esa es la ley de la naturaleza: una vela encendida enciende la vela apagada. No es que la vela apagada apague la vela encendida. No. Ni siquiera con una frecuencia del 50%. En todas las ocasiones la vela que está encendida va a encender la vela que está apagada.

Anímense, hagan el esfuerzo que sea en su vida para traer paz. ¿Dónde empieza la paz? La gente cree que empieza en el mundo, y no es así.

Ayer hice cuatro entrevistas y, por supuesto, me hicieron estas preguntas: “Hablas de la paz y el mundo va de mal en peor.” (No voy a decir el significado exacto de la expresión, pero “down the tubes” es lo opuesto al cielo).

Y dije: “Un minuto ¿Qué está sucediendo en realidad? ¿Estamos haciendo algo por la paz?”, porque cuando hablas de paz, la mayoría de las personas ¿qué piensan? Que es una utopía.

Un día consulté el significado de la palabra utopía, y es muy interesante. Esta palabra se acuñó más o menos en 1513 en una novela ¿Sabes lo que significa utopía en realidad? “Ningún lugar.”

Lo que se está diciendo es: “No vayas ahí. Ese lugar no existe, es imaginario.” La paz no es una utopía. Es real en esta tierra, tangible. ¿Cómo y dónde empieza? Contigo. Empieza con tu familia, con tus amigos, con tus vecinos, con tu prójimo.

¿Y quiénes son tus vecinos?; ¿los de la casa de al lado? Los de la casa de al lado son tus vecinos solamente si estás en tu casa. Tu prójimo, en realidad, es la persona que esté más cerca de ti, estés donde estés (incluyendo el estacionamiento, por cierto).

Y estas son las cositas que olvidamos en nuestra vida cotidiana porque estamos muy ocupados con nuestra agenda plan.

Tienes una mente, y fuiste a la escuela para afilarla. Tienes imaginación. Fuiste a la universidad para pulir esta imaginación. Y entre otras cosas también tienes un corazón. ¿Qué has hecho para pulir las habilidades del corazón? ¿Qué has hecho en tu vida? ¿Te has quedado ahí sentado, pensando en el cielo?

Muchas personas preguntan: “¿Qué diferencia hay entre lo que tú dices y la religión?” La diferencia es enorme: la religión habla del cielo después de la muerte, y yo hablo del cielo antes de la muerte, ahora, en esta tierra.

Entender el valor de lo que se nos ha dado, reconocerlo, tener un reconocimiento de las cosas más sencillas en nuestra existencia: la vida, el aliento y cada día que se te da.

¿Quieres milagros? Esté sucediendo un milagro delante de ti. Hoy estás vivo. Es uno de los milagros más increíbles que existen.

¿Sabes lo que se necesitó para que pudieras estar ahí sentado? ¿Sabes cuántas especies evolucionaron para que tú pudieras ser como eres? Y lo damos por hecho: “¡Aaah, aquí estoy!” Pero, ¿tienes idea de cuanta evolución tuvo que tener lugar, cuantos experimentos tuvieron que suceder para que hoy estuvieras ahí sentado?

¿Cuál es este mundo en el que vivimos? ¿Qué es este mundo en el que vivimos? Piénsalo. Hay más comida disponible hoy en día que nunca antes.

No hay escasez de comida, te lo digo. Si no me crees, ve a un supermercado. Si no me crees, ve al buffet de un hotel: de una punta a la otra, comida, comida, comida ¿No me crees? Cuenta los restaurantes que hay en la calle cuando conduces.

Acabo de estar en Japón. No lo podía creer… era: “Restaurante. Restaurante. Restaurante. Restaurante.” Y pensaba: “Un momento; los japoneses son bastante delgados ¿cuánto pueden comer?” Pero era uno tras otro, uno tras otro.

Una de las cosas que quiero decir es que, en una época, las personas pensaban: “Si tuviéramos suficiente comida tendríamos paz” ¿Sabes qué? Tenemos comida suficiente. Y todavía no tenemos paz. La gente pensaba: “Si tuviéramos riqueza suficiente, tendríamos paz.” Ahora tenemos más riqueza que nunca.

Se han excavado más diamantes ahora que nunca. Se ha extraído más oro de la tierra que nunca antes. Y más plata. Hay más riqueza en el mundo que nunca antes, pero no hay paz.

La gente dice: “Si la gente tuviera más estudios, habría paz.” Ahora hay más escuelas que nunca antes y todavía no hay paz.

La gente ha dicho: “Si pudiéramos comunicarnos habría paz.” Y vaya que sabemos comunicarnos. Es lo único que hacemos: “bla-bla-bla-bla.” Es increíble.

La primera vez que vine a Japón y fui en tren, no lo podía creer. Miles de personas que se cruzaban en el metro, y ninguno tocaba al otro. Era como un ballet, una danza. Y todos iban lo más rápido que podían.

Y esta vez fui y había personas que frenaban en seco… Casi se tropezaban entre ellos.

Así que tenemos más medios de comunicación que nunca antes. Pero, ¿sabemos qué decir? No. Ahí está el problema. No nos hemos puesto al nivel de la tecnología. No entendemos qué podemos hacer con ella.

No sabemos lo que el transporte puede hacer por nosotros. Sabemos que está ahí, y que podemos ir a donde queramos. No sabemos para qué vamos, pero ahí vamos.

Tenemos más comida, y ya no sabemos qué hacer con ella: más recetas; más platos de fusión hoy en día que nunca antes. Platos de comida china e india ¿Te lo puedes imaginar? Comida india. India. Del Oriente de la India, se ha fusionado con la china ¡Dios mío! Y ahí la tienen. Pero eso es muy popular en la India.

¡Pizza india! Los italianos se morirían. Dirían: “¡Ay, Dios mío!” Pero es verdad. Y todavía no tenemos paz.

La única fórmula que no hemos probado es esta de que “la paz comienza contigo”. La bondad tiene que llegar a la superficie. Necesitamos tener una sociedad en la que seamos conscientes de nuestra bondad, de nuestra compasión, de nuestra capacidad de poder ayudar a los que nos rodean. Si necesitan ayuda. Y esa ayuda empieza ayudándonos primero a nosotros mismos.

La gente oye esto y dice: “Pero, eso es egoísta.” No. Si has viajado en avión, seguro que la auxiliar de vuelo te ha dicho: “Antes de ponerle máscara de oxígeno a otro, póntela primero tú.” Porque si estás inconsciente, no puedes ayudar a nadie

¿Quién eres tú? ¿Un milagro increíble? Sí. Y llevas el deseo de paz dentro de ti. Solamente si puedes comprender eso. Este es tu llamado fundamental.

Sabes cuál es tu rutina diaria: te levantas y ¿en qué piensas? En tus responsabilidades. ¿Piensas en la vida? ¡Estás vivo mientras lo estés! Esta función que has montado vale solamente mientras esta respiración entre y salga de ti. Eso es todo, amigos. Cuando salga, “FIN” después de la película, ese es “el final”.

La gente dice: “No, no, no. Yo iré a otro lugar. Eso no puede ser.” Bueno, sí. Podemos hablar de eso toda la noche pero no va a cambiar nada, porque una vez que te vas de aquí, te fuiste de aquí.

No se trata de la muerte, sino de la vida. Se trata de la vida. Tienes que hacer lo que tengas que hacer mientras estés aquí.

Muchas personas dicen: “Soy demasiado viejo.” Eso no existe. Mientras seas una vela encendida, ¿qué estatura debes tener para encender otra vela? Por cierto, ¿Qué tamaño tiene que tener la vela encendida? Puede ser así de grande. Mientras esté encendida tiene la capacidad de encender la vela apagada. Esa es tu fortaleza en la vida.

Lo que quiero decir es: ¿qué es verdaderamente tuyo? La compasión. Verdaderamente tuya es la bondad. Y la claridad. Y es esa luz que llevas en el corazón.

Haz aquellas cosas que te enriquezcan en tu bondad, las cosas que te enriquezcan en tu claridad, compasión, que te enriquezcan en tu entendimiento.

Y ese será el día, te lo garantizo, en que realmente, realmente comenzarás a sentirte rico. Muy, muy rico. Y de esa riqueza brotará el deseo de dar. Y no hay mejor regalo que le puedas dar a alguien que el de la compasión. Sí, la gente necesita comida. Pero también necesita compasión. La gente necesita dinero, pero sigue necesitando compasión.

Y la compasión no es piedad. ¿Qué es empatía? ¿Qué es empatía? Consúltalo. Es “entender, ver la semejanza entre tú y la otra persona”.

No es apiadarte, no hablo de apiadarse. De eso no trata esta bondad. Esta bondad trata de ayudar a las personas. Primero, a realizar en sí mismos su potencial, su entendimiento. Es esto lo que el mundo necesita.