Día 28 – Confinamiento con Prem

“Lo que te completa es tu deseo fundamental de hacer el bien, de ser feliz, de estar en paz—con tus imperfecciones.” – Prem Rawat

Si tienes preguntas que quieres que Prem atienda, por favor envíalas a PremRawat.com (www.premrawat.com/es/participa/contacto)

 

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Prem Rawat :

Hola a todos. Espero que les esté yendo bien, que estén seguros, que estén bien. Hoy voy a contestar unas preguntas.

La primera viene de Carmen Montello: “Comenzaste a hablar sobre la naturaleza auténtica del ser humano. Interrumpiste la explicación…” (probablemente me dejé llevar y me puse a hablar de otra cosa), “desde entonces, sigo teniendo en mi corazón el anhelo de saber qué nos dirías, ¿nos hablarías de eso?” Así que, la naturaleza auténtica del ser humano. Es una pregunta muy interesante porque nos encontramos con mucho de lo que consideramos la naturaleza: mezquina, egoísta, la ira. Y todas estas cosas contaminan tu forma de ver al ser humano. Pero, ¿y si todo eso se eliminara? ¿Y si quedara solo lo que es la naturaleza del ser humano?

Ahora, ¿estoy hablando de algo teórico o algo real? ¿Cuál es la posibilidad aquí? Empecemos por entender eso. Bueno sí, existe la ira, pero también está lo opuesto a la ira. ¿Reside eso en el ser humano: compasión, amor, entendimiento? La respuesta es sí: eso también reside en el ser humano. Bueno ¿y el temor? Lo opuesto de eso también reside en el ser humano, es la valentía.

Cuando ves un bebé, un niño que no está contaminado, que no ha aprendido todos estos otros comportamientos, ese niño está muy enfocado en ese hermoso lugar de querer ser feliz y estar contento, solamente llora cuando algo no está bien. Y cuando algo está bien, el niño deja de llorar. Y el niño quiere explorar cuando llega a la edad de la exploración. Explora y expresa su deleite con la tremenda cantidad de energía que tiene que emplear para tratar de agarrar algo, de sujetarse a algo. Y aun así, alegre por haberlo logrado.

Así que, para mí, cuando empezamos a ver esas características que existirían de un modo natural, entonces el comportamiento, la naturaleza auténtica del ser humano serían en gran parte esas cosas. Que el ser humano haría el esfuerzo, cada vez que pudiera, de estar pleno, de estar en ese lugar simple, de ver, de admirarlo todo. Porque cuando admiras algo, eso que admiras te da algo a cambio. Cuando te sientas en una playa y ves el ritmo de esas olas que vienen y van, que vienen y van. Y además, vienen en conjuntos. Es como si descansaran antes del siguiente conjunto. Y la danza del ave zarapito, que viene corriendo con la ola. La sincronización de todo lo que existe.

Cada vez que tengo la oportunidad de ver esto lo encuentro fascinante, porque es como que todo entiende la cadencia de todo lo demás y le cede el paso. Así que esta sería la naturaleza humana: ceder ante lo que no puede conquistar, lo que no quiere conquistar. Cede, lo deja ser, y está bien. Ves estas olas enormes que vienen, especialmente en el norte de California. Enormes series de olas que llegan. Y vienen sin obstáculos, hacen su recorrido sin obstáculos y se estrellan contra el acantilado. Y vas volando, a veces a 200, 300 pies de altura, y esas olas quieren tocarte. Y dices sorprendido: “¡Caramba!” Estas fuerza increíbles, una de ellas inexorable, y tanto que lo es. Y el agua, la fuerza del agua. Y ambas forcejean. Al final el agua ganará. Eso lo podemos ver en muchos lugares. Pero mientras está ahí, está ahí.

Así que la naturaleza auténtica del ser humano sería la bondad, sería la búsqueda de la alegría. El ser humano reconocería la belleza y la cadencia de todo lo demás y se rendiría ante lo que no puede cambiar. Saber cuándo doblarse y cuándo mantenerse firme, igual que un árbol, que está ahí pero también sabe que cuando el viento empiece a soplar tiene que doblarse con el viento si se quiere quedar ahí. Y esto se convierte en un auténtico arte en toda la naturaleza. En toda la naturaleza. Nada domina a ninguna otra cosa.

Toda esta idea de la conservación se remonta al tiempo del Mahabharata, cuando Arjuna tiene un sueño en donde todas las criaturas de la selva vienen y le dicen: “Eres un cazador demasiado experto. Nos estás exterminando. Vete, por favor, a algún otro lugar.” Y toda esta idea de que los seres humanos pueden exterminar algo. Eso no está en nuestra naturaleza, eso no nos beneficiaría. Lo que nos beneficiaría sería cuidar de esas cosas, y asegurarnos de que se sigan perpetuando.

Básicamente, por su naturaleza auténtica el ser humano sería muy natural, lleno de bondad, de entendimiento; completamente dispuesto a ayudar a todo lo que pueda utilizar su ayuda y a ceder el paso ante lo que no necesite ayuda alguna.

Así que espero que esto ayude. He tratado de ser lo más breve posible. Es así como veo yo la naturaleza del ser humano. Y no es que no reconozca la naturaleza mala del ser humano. Eso también está ahí. Pero lo que hago es que, aunque reconozco la mala naturaleza, reconozco también la naturaleza buena del ser humano, que está ahí y hay que aceptarla. Esa es la que tenemos que perpetuar, no la mala. Sabemos perpetuar la mala. Somos maestros en eso. Llevamos tantos años haciéndolo que nos hemos vuelto muy eficaces, muy buenos en eso de perpetuar lo malo. Y a veces nos olvidamos de lo bueno.

¿Y cómo se manifiesta eso bueno? Es muy sencillo: ¿cómo sacas a relucir algo bueno en un niño? Permite que el niño participe contigo en el proceso de descubrimiento en vez de tratar de decirle lo que debería o no debería hacer. Déjalo que encuentre las soluciones, las respuestas, si le das la confianza suficiente. Lleva un tiempo, pero cuando comprende que confías en él, que su aporte es valioso, entonces aportan algo valioso para ti, para sí mismos. Un entendimiento más claro. Espero que esto te ayude.

Otra pregunta, de Carla, de Nueva Zelanda: “¿Cómo puedo estar en el momento presente en mis actividades de la vida diaria? ¿Tengo que hacer un esfuerzo para lograrlo, o viene naturalmente?” Bueno, esta es la belleza del asunto: si hubieras hecho el ejercicio de vivir con consciencia desde hace mucho tiempo, sería muy natural para ti ahora. Pero, en lugar de eso, el esfuerzo que hemos hecho, y quizá nuestro mundo es tal que no tenemos otra opción, pero ese esfuerzo lo hemos hecho en realidad para vivir inconscientemente.

Lo que hacemos automáticamente es vivir inconscientemente. Si queremos vivir con consciencia entonces tenemos que hacer que venga automáticamente practicándolo, practicándolo y practicándolo. Nos llevó mucho tiempo, años y años de práctica, ejercitar el inconsciente. Va a llevar algo de práctica vivir la vida con consciencia. Pero, evidentemente, por vivir la vida conscientemente hay una recompensa, y esto es lo que conlleva.

Creo que todos tienen esta cuestión del objetivo, diariamente: “Quiero llegar a ese nivel, a ese umbral.” Pero hay ciertas cosas en la vida que no tienen ese umbral. Tú practica vivir con conciencia todos los días de tu vida. Poco a poco, poco a poco, poco a poco. Aceptas el éxito y aceptas el fracaso. Eso es vivir con conciencia. No se trata de todo sea éxito y que no haya fracaso. Se trata de aceptar ambos: el éxito y el fracaso. Entonces tiene sentido vivir con conciencia. Si alguien está intentando estar a la altura de esa imagen de la impresora que dice “sí, un día serás perfecto.” No: entiende que ya eres perfecto. Y no es una definición de perfección pintada por otra persona lo que te hace perfecto. Lo que te hace perfecto es, con tus limitaciones y con tu deseo fundamental de querer hacer el bien, de ser feliz, de estar en paz. Esto es lo que hace que seas completo, lo que te hace perfecto. Con tus imperfecciones. No sin imperfecciones, sino con ellas. Espero que eso te ayude porque así es según mi experiencia.

Otra pregunta, de Ana Rosales: “¿Cómo podemos mantener la paz dentro de nosotros si estamos viendo como unos pocos se benefician de la destrucción de los demás? Nosotros somos los que estamos unidos, y estamos siendo destruidos.” Interesante pregunta, porque es la verdad. Se ha creado un sistema en el que pocos tienen el poder sobre muchos. Esto no sucedió de un día para otro. Sucedió lentamente, lentamente. Permitimos que unas personas se empoderaran. Les dimos ese empoderamiento. Le dimos ese poder a nuestros representantes. Y ellos usaron ese poder para ser reelegidos. Para eso tratan con los que pueden ayudarles a ser reelegidos, que son un poco más poderosos que ellos (están los que son poderosos por estar en el gobierno y los que son más poderosos que ellos, éstos ayudan a los que quieren llegar al poder y a los que quieren tener más poder).

De repente, es como una carrera. Y ahí están todos estos concursantes que van a abandonar. Al final van a quedar solamente los que se ayudan mutuamente. El resto de la población, olvídate, los abandonan. Pero, ¿por qué no vemos cómo llegó a ser así? Muy fácil. ¿Cómo derivó en eso? Porque nosotros renunciamos al poder que teníamos y se lo dimos a ellos. Les dijimos: “Quédatelo tú. Yo no quiero tomarme esa molestia. Quiero llevar mi vidita. Estoy demasiado ocupado encargándome de mi familia, cuidando de mi pequeña situación. No quiero tomarme la molestia. Así que quédatelo, utilízalo. Haz lo que quieras con ese poder.”

Bueno, todo eso es contraproducente. Y cuando sale el tiro por la culata ves lo que sucede. Aquí está el mundo. Hay programas donde salen unas personas que son acaparadoras compulsivas: acaparan, acaparan, acumulan. Llega un momento en que ni siquiera puedes entrar a su casa porque han acumulado mucha basura, mucho trasto. Nunca tiraron nada, solo acumularon más y más. Bueno, eso es lo que hacen algunas personas. Pero lo hacen con el dinero: lo acaparan. Cada vez que hay chanchullos, que hay soborno, ¿qué hace ese soborno? Pues quita el dinero de la cartera, de la boca de una persona pobre y se lo da a otra persona que no lo necesita y que probablemente ni siquiera lo valora.

Así que es lo que vemos en este mundo… especialmente ahora. Si miras a tu alrededor, en tu ciudad está el cielo azul, ves todo maravilloso. La próxima vez, cuando las cosas vuelvan a la normalidad, si es que eso sucede, y el cielo esté todo contaminado, no le eches la culpa a Dios. Es obra nuestra, completamente ¿Piensas que la Tierra produce poco alimento? No, produce alimento más que suficiente para alimentar a todas las personas sobre la faz de esta Tierra.

Y si alguien pasa hambre, ¿sabes de quién es la culpa? Es culpa nuestra. Fíjate que digo nuestra, no de esta gente o de esta otra gente; es nuestra culpa. Así que sí, lo que comentas es absolutamente correcto y nosotros hemos permitido que esto ocurra. Lo hemos permitido nosotros. Así que la próxima vez que se presente la oportunidad, piénsalo dos veces. ¿Cómo renunciamos a esto? Nos sentamos como idiotas frente a un televisor y consumimos todo. Yo los llamo excavadores de cerebros: excavan en tu cerebro todos los días. Intentan decirte: “Esto es así; esto es así; esto es así.”

Hace mucho tiempo había un canal que usaban las agencias de noticias. Simplemente transmitían en él y no había comentarios. Solo veías el drama que exhibían, el que fuera. Y era lo más aburrido que pudieras ver. Y al poco tiempo, estabas viendo las mismas imágenes, las habían editado, cambiado, pulido, editorializado. Todos los días se sientan y deciden lo que ellos consideran que es una noticia y lo que no consideran que lo sea. Si tiene un elemento de tragedia, eso te llegará.

Así que de repente te sientas ahí y ¿con que te bombardean? Con tragedias, tragedias y más tragedias. Alguien me envió un enlace para una persona que abrió un canal en YouTube o en algún sitio donde solo emiten noticias positivas. Bueno, noticias positivas o negativas. Van a suceder tragedias, nosotros las producimos. Pero quieres opiniones honestas, quieres saber la verdad. Y miras al televisor y dices: “Esa es la verdad.” Bien, ese es un día triste.

Ese televisor no te va a dar la verdad. Esa hoja de papel que tienes delante de tu cara no te va dar la verdad. Eso está súper pulido, y lleno de opiniones. Y cuantas más opiniones hay y cuanto más excavan y más vueltas de tornillo y más cosas le hacen, mejor es el relato. Mejor para escucharlo o verlo. Y enfrentémoslo, todo eso que hay ahí está para hacer dinero. Es su primer criterio. Y es lo que hacen: ganan dinero.

Una vez más, se trata realmente del mundo en que vivimos. Si no te gusta, haz algo. No es que te lo hayan entregado así. Nosotros hemos creado esa situación. Así que espero que esto ayude. No sé cómo, pero solo te comunico como lo veo.

Una pregunta de Shibon en la India, en Delhi: “A veces, debido a este confinamiento me irrito y me enfurecen las cosas pequeñas ¿Cómo lo manejo?” Bueno, me pregunto si te irritabas cuando no había confinamiento. Porque sospecho que esta irritación la tienes desde hace mucho tiempo. Pero ahora que estás confinado te estás dando más cuenta. Porque estás en la misma situación una y otra y otra vez. En cuanto a manejar la irritación, te puedes irritar. Y esto es vivir con conciencia. De eso se trata.

Sí, puedes estar muy irritado. Hay cosas que te irritan. Pero tienes que preguntarte si quieres estar irritado. Así que si las cosas te irritan, entonces son las cosas las que tienen el control y no tú. Y si no quieres estar irritado, entonces tendrás que tomar el control tú y no las cosas. Vas a tener que tomar tú el control de tu vida. Es eso lo que se va a necesitar: que tomes el control de tu vida.

Bueno, espero que todos estén seguros, que estén bien de salud, que estén bien. Y lo más importante, que sean. Gracias.