Confinamiento con Prem – Día 22

“Quiero convocar la paz en mí; quiero sentir hoy la paz en mí.” –Prem Rawat

Si tienes preguntas que quieres que Prem atienda, por favor envíalas a PremRawat.com (www.premrawat.com/es/participa/contacto)

Audio

Prem Rawat:

Hola a todos. Espero que estén todos bien. Todavía está sucediendo tanto en el mundo. Pero de nuevo quisiera enfocarme en la sencillez de tu existencia. De que tú, yo, nosotros, estemos sobre la faz de esta Tierra.

¿Y qué significa? Bueno: es. ¿Es un regalo? Por supuesto, porque ninguno puso una moneda en una máquina expendedora y dijo: «Es esto lo que quiero, tocamos la tecla y aquí estamos”. Qué magnífico, porque solamente a través de la apreciación puedes comenzar a entender de qué se trata todo esto.

Ahora, ya sea que le llames «iluminación», «sabelotodo», o como la gente le llame, es simplemente una apreciación muy sencilla por la existencia. Apreciación por la vida, apreciación por la claridad, por la alegría…

Apreciación por estar incluido en esta hermosa creación de millones, millones y millones de años de experimentación. De una especie a otra especie, a otra especie y a otra. Evolucionando. Cada una de esas especies aportando algo hacia lo que finalmente somos hoy como seres humanos.

Así que esto ha permitido que sucedan muchas, muchas cosas. Recientemente, hace poco, encontraron que quizás existieron otras especies… Homo erectus, pero otras especies que vivieron con nosotros.

Y eso es alucinante. Desde eso hasta el lugar en el que estamos ahora. Todos esos cambios a lo largo de millones de años. Miles de años de cambios, cambios, cambios. Esforzándose por algo mejor, esforzándose por algo mejor. En ese esfuerzo por algo mejor nos encontramos hoy en esta encrucijada.

Y en esta encrucijada hay un peligro enorme. Una cosa es obvia: somos increíblemente frágiles. Y esto es muy obvio ahora que sucede el confinamiento: “No se puede ir aquí, no se puede ir allí”. La gente se irrita muchísimo. Suceden todas estas cosas y la gente se asusta. Los seres humanos asustados de lo que les va a suceder.

Todo eso que hemos creado a nuestro alrededor no nos garantiza nada. De repente, aquí estamos en el 2020.

Piensas que 20/20 como «visión» es una visión perfecta. Y en medio del 2020 tanta confusión, tanto temor, tanta desinformación, tanta duda. Realmente tienes que preguntarte: «Un minuto; ¿Será que nosotros como especie, como seres humanos, marcamos una diferencia? ¿Evolucionamos de alguna forma?»

Sin embargo no hemos evolucionado. Solo si podemos aceptar esa realidad sencilla y hermosa: existimos. Y quizás externamente intentamos crear un mundo perfecto. Quizás lo haremos, quizás no.

Una de las cosas de este coronavirus: de ninguna manera parece una bendición. Pero déjame decirte, eso fue lo que hizo falta para limpiar el aire. Eso fue lo que hizo falta para darle un descanso a la naturaleza.

De repente todo lo que eran autopistas congestionadas, gases, fábricas produciendo contaminación, contaminación, contaminación… repentinamente todo se detuvo por completo.

En nuestra búsqueda del mundo perfecto hemos terminado creando, en realidad, un mundo increíblemente imperfecto. ¿En algún momento lo aceptaremos? Probablemente no. Para eso hay que tener agallas, para eso hay que tener fortaleza. Hay que tener una inmensa valentía para decir: «Sí, quizás no estábamos en el camino correcto para este mundo perfecto». Porque es todo codicia.

Sin embargo cuando te acomodas, te instalas y empiezas a ver algunos escritos de Kabir, por ejemplo, de Nanak, de tantas personas que realmente tomaron a pecho que “el estar en la faz de esta Tierra era algo más que la satisfacción de la codicia externa».

Comenzaron a mirar hacia adentro de una manera tan hermosa para decir: «No, es cierto, si quieres tener codicia, ten codicia por esa claridad. Si quieres tener codicia, ten codicia por esa plenitud, si quieres tener codicia, ten codicia por la paz».

Y sabes, es otra forma mentalidad realmente diferente, es otra forma de pensar: “Dentro de mí llevo lo más profundo. Lo busco en lo externo, trato de crearlo en lo externo».

Porque cuando la gente me habla de paz no está pensando en la paz interna, está pensando en una paz externa. ¿Puede haber paz externa? No lo sé. ¿Puede haber paz adentro? Sí, eso yo lo sé. Y esa paz que está dentro de mí es lo que hace que yo sea yo. Es eso lo que me define: mi paz. No la paz externa.

Si yo entro a un cuarto y está muy, muy silencioso, ¿habrá ruido dentro de mí? Porque el silencio de ese cuarto no me define a mí. Lo que me define a mí es la paz que llevo dentro de mí. Yo podría estar en el lugar más hermoso y sin embargo podría estar furioso dentro de mí. ¿Qué me define?, ¿la belleza del lugar en el que estoy o la furia que llevo adentro?

De alguna manera no puedo evitar pensar que es el momento de que todos nos ocupemos, nos hagamos cargo de esta idea de vivir con consciencia. Porque cada día que estemos en esta situación de confinamiento es un día para practicar vivir con consciencia. Practicar, tomar consciencia de lo que está sucediendo dentro de mí, de dónde estoy.

Sabes, cuando viene la ira… sé que cuando viene, viene demasiado rápido. Antes de que le puedas poner los frenos ya está allí y ya hizo el daño. ¿Cómo puedo impedir eso? Bueno, para llegar al punto en el que la ira pueda tomar el control tan rápidamente, eso tomó mucha práctica, eso vino por pedazos y pedacitos.

Quizás ha llegado el momento de realmente aprovechar la oportunidad y practicar otra cosa, practicar vivir con consciencia; ver, saber: “¿Qué es lo que quiero lograr? ¿Cómo utilizaré las herramientas que tengo hoy? En este día que tengo, ¿cómo utilizaré las herramientas que ya están dentro de mí? ¿Cómo convocaré la paz que llevo dentro de mí?”

Porque es demasiado fácil atribuírselo a otra persona: “Él es el que está perturbando mi paz, él es el que tiene que estar en paz». Pero no se trata de ellos, se trata de ti. Vivir con consciencia se trata de ti y no de los demás.

Y eso lleva práctica, al igual que todo lo demás lleva práctica. Si no están en forma y quieren ponerse en forma con un día no basta. Si subieron a una bicicleta estática y subieron a una cinta de correr y luego salen a trotar, la realidad es que si no están en forma no van a poder mucho de eso.

Todos saben que la repetición, la práctica (la práctica, la práctica, la repetición), eso es lo que un día los va llevar a ese nivel, a ese umbral donde pueden lograr algunas cosas asombrosas.

Pero se va a necesitar paciencia, se va a necesitar esfuerzo. Se va a necesitar ese querer, ese deseo, ese vivir con consciencia cada día. Decir: “Quiero invocar la paz en mí, quiero sentir paz en mí hoy. ¿Cómo puedo aportar a mi paz hoy? ¿Cómo reaccionaré ante todo lo que suceda hoy, desde dentro de mí?” Más importante aún, aquí dentro.

Muy, muy sencillo si lo podemos ver por partes. Hay un concepto con respecto a la paz, un concepto con respecto a ser bueno de que se logra en un instante, como un relámpago. Eso no sucede en un instante. Porque aún ser malo requiere entrenamiento. Eso llevó tiempo, ser malo. Aún ser malo tuvo que tener mucha práctica. Lo bueno va a requerir al menos esa misma práctica.

¿Es posible? Si, pero te incumbe a ti. ¿Puedes convocar esas cosas que están dentro de ti? En una de estas charlas ya hablé de que tú te sientas cómodo contigo mismo. ¿Te sientes cómodo contigo mismo?

Porque si no estás cómodo contigo, si no estás bien contigo, si quieres ser otra persona, si te ves como otra persona y ese es tu objetivo (no tú como tú sino tú como otra persona), entonces hay un problema. Porque tú no puedes ser alguien más. Tú eres tú. Y tienes que estar cómodo siendo tú.

No con tus errores o esto o aquello, sino de la manera más fundamental y más sencilla que te puedas imaginar: estando cómodo contigo. Es eso lo que se requiere. Ese es el entendimiento que vas a tener que obtener.

Realmente veo, por supuesto, que este no es un momento agradable para nadie. Estar en confinamiento en esta situación es como estar atrapado en el tiempo, en el Día de la marmota (una película en la que se repite el mismo día una y otra vez).

En esta película ese día se repite una y otra vez. Está tan aburrido con ese día que quisiera tener otro día. Intenta hacer cosas malas.

De repente, por fin comienza a darse cuenta de que quizás va a ser el mismo día una y otra vez, pero él puede marcar una diferencia. Él puede hacer la diferencia por sí mismo. Y cuando empieza a hacer eso, sale de “otra vez el mismo día, de nuevo el mismo día, de nuevo el mismo día» y algo maravilloso lo transforma (en esta película, el Día de la marmota).

Esa es una de mis películas favoritas, así que la veo bastante. Porque a veces nos quedamos atascados: «Ah sí, es el mismo día una y otra vez, y otra y otra y otra vez».

Pero cuando miras hacia dentro y aceptas el desafío de la transformación, estás dispuesto a vivir tu vida con consciencia. Estás dispuesto a practicar vivir la vida con consciencia. Entonces va a suceder algo asombroso. Algo asombroso te va a transformar. La paz va estar tanto más cerca de ti de lo que te habías dado cuenta.

La alegría danzará en tu puerta, te tocará a tu puerta. Tu vida será agradable, gratificante. Comprenderás por qué tantos han dicho que “la vida es un regalo”. Comprenderás ese entusiasmo que tuvieron por esa paz, por esa alegría, por esa plenitud en la vida. Porque comprenderás y por fin habrás visto la vida como debe ser vista.

No la estás evaluando contra tu lista de problemas y lista de deseos… quereres, fracasos y lo que tú consideras «el éxito» sino contra otra cosa, una comparación con lo que realmente es.

Ver la vida a través de los ojos de la vida misma. Ver este mundo en el que vives, este mundo que tiene el sol, la luna, los océanos, las estrellas. Verlo todo a través de los ojos de la creación misma.

Admirar. Admirar cada día que estás vivo. Admirar cada momento que estás vivo. ¿Qué sucedería si te obsesionaras con esa admiración, si te obsesionaras con esa alegría, si te obsesionaras con esa gratitud? ¿Cómo sería si te obsesionaras con esa paz que reside y danza en tu corazón? Bueno, sería un mundo muy distinto para ti, para mí y para todos nosotros.

Gracias. Mantente seguro, mantente bien. Sé.