Confinamiento con Prem Rawat – Día 90

“¿Quién es el responsable de hacer que tu vida sea una experiencia agradable? ¡Eres tu!” – Prem Rawat

Los videos diarios de “En Confinamiento” de Prem Rawat presentan sus charlas, y cómo el Programa de Educación para la Paz ayuda a las personas a descubrir la paz personal. Mantente en contacto para informarte de los detalles sobre cómo reunirte virtualmente con Prem en un futuro próximo.

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Centro Correccional Wolston, Wacol, Queensland, Australia

Prem Rawat:

He ido a bastantes cárceles, y estoy aquí no para juzgarlos (eso ya sucedió, ese no es mi trabajo). Estoy aquí para señalarte algo y ese algo eres tú.

Porque en toda esta ecuación de la vida a veces no estamos incluidos. Hay asuntos, gobiernos, esto y lo otro. Pero, ¿qué pasa contigo como ser humano? ¿Qué significa para ti el hecho de estar vivo?

En la vida, es una cosa. A fin de cuentas, es decir: al final de la vida siempre puedes mirar hacia atrás y decir “ah, pude haber hecho eso de otra forma, lo habría podido hacer mejor”. Pero si pudieras hacer eso al principio, decir: “¿Qué forma le daría a mi existencia? ¿Cómo sería yo? ¿Qué sería yo?”.

En la India, donde nací, hay una historia. Es una historia fascinante porque va desarrollándose y el resultado es muy claro: va a haber una guerra, una guerra enorme en donde van a participar cuatro millones de personas. Y va narrándose cómo va a suceder esta guerra.

Esta guerra es para que el bien triunfe sobre el mal. Hay una princesa que participa en esta historia y ella es la razón, una de las razones, por cierto, para que se luche esa guerra.

Así que puedes ver que la guerra no ha comenzado aún, pero es inminente. Y hay razones para que ocurra esta guerra.

Y un día, cuando ella es aún muy pequeña, se entera de que un sabio ha venido a su pueblo. Todos le animan a que vaya a verlo para que pueda aprender algo de él. Ella va a ver a este hombre sabio y resulta que este sabio es el que está escribiendo esa historia. Es muy enrevesado en ese sentido, pero es muy simple.

Él la mira y le dice: “Yo sé quién eres. Eres la razón por la que va a haber una calamidad, por la que va a haber una guerra. Y van a morir millones de personas”. Y ella dice: “No quiero que eso suceda, no quiero ser yo el motivo por el que mueran tantas personas ¿No puedo hacer algo para cambiar eso?”

Y él dice: “Sí. Hay algo que puedes hacer”. Y por eso les estoy contando esta historia. Esto es lo que le dice. Así es como puede impedir que suceda la guerra. Le dice: “Primero, no te ofendas. Cuando alguien intente ofenderte, no te ofendas”. Y ella dice: “Eso es muy fácil. Puedo hacerlo.”

“No trates de ofender a nadie”. Así que: “Primero, no te ofendas. Segundo, no ofendas a nadie. Y si alguna persona te ofende, no pienses en la venganza”. Así que: “No te ofendas. No ofendas a nadie. Y si te ofendes, no intentes vengarte”. Ella dice: “Hecho. Puedo hacerlo”.

En realidad, lo que sucedió en la historia es que ella ofendió a alguien. Y la persona a la que ofendió, la ofendió a ella. Y cuando ella se ofendió, lo único que quería era vengarse. Y eso llevó a que cuatro millones de personas perdieran la vida en el campo de batalla.

¿Por qué te cuento esta historia? ¿Esto qué tiene que ver contigo? Es esto: el campo de batalla eres tú. Tu vida, tu existencia. Y en este campo de batalla, o sales vencedor o sales muerto.

Y para que no suceda esta guerra, no te puedes ofender, no puedes ofender a nadie, y si te ofenden, no te vengues. Porque ese es el comienzo de esa guerra.

Tú eres más de lo que te das cuenta. Tú eres el regalo. Te han dicho: “No, el regalo vendrá de otra parte. Otra persona vendrá a salvarte”.

Eso lo escuchaste y no lo cuestionaste, lo aceptaste. Te lo aprendiste de memoria y seguiste adelante en tu vida: “Alguien vendrá a salvarme, alguien vendrá a salvarme…” Y en ese tiempo, el ser humano se va confundiendo más y más.

Porque esto es un campo de batalla, recuérdalo, esto es un campo de batalla. Y estás batallando no solo con tus ideas sino con las ideas de los demás. No solo con tus expectativas sino con las expectativas que otros tienen de ti.

Tenemos que conocernos a nosotros mismos. ¿Por qué? ¿Qué significa conocerte a ti mismo? ¿Tu nombre? No. ¿Lo que te gusta y lo que no te gusta? No. Lo que tienes que conocer de ti mismo es tu fortaleza: la valentía.

¿Has oído hablar del corazón? ¿Qué es el corazón, qué significa? ¿Qué es un corazón? El corazón es el lugar donde reside la valentía del ser humano, donde reside la claridad del ser humano. El corazón es el lugar donde, por cierto, reside lo Divino. Y no lo digo en el sentido religioso.

Ese poder que pulsa a través de todo también pulsa a través de ti. Eso que hace que la tierra esté suspendida en el universo, lo que tiene girando a la tierra, sin varas, ni redes, ni sedales, ni hilos. Suspendida. Con un universo que se extiende más allá de diez mil millones de años luz…

No conocemos el límite del universo. Y no lo conocemos porque la luz sigue viajando, sigue llegando.

No hay arriba ni hay abajo, está en todas partes. En todas partes. Y ahí, esa misma energía está pulsando a través de ti. La vida, eso eres tú. Tu entendimiento, eso eres tú. Y eso es conocerte a ti mismo: tu fortaleza. Es lo que constituye esta vida.

¿Qué fue lo que oíste cuando llegaste por primera vez a este centro? (No lo que escuchaste de afuera, sino entre tus dos oídos): “Se acabó”. ¿Quién dijo que se acabó? ¿De dónde salió eso? ¿De ti? ¡Tú sigues vivo! No solo estás vivo, sino que ojalá, a través del Programa de Educación para la Paz hayas aprendido que aún tienes una vida y que todavía la puedes forjar.

¿Son las cercas? ¿Es la pared? ¿O eres tú? Tú eres el jugador, no las cercas. Tú eres el jugador. La cerca más grande que tienes que superar no es ésta. Ésta es de alambre de púas. Pero esta cerca que hay aquí, entre estos dos oídos, ha matado a muchos. Ha destruido civilizaciones, ha destruido vidas.

Tienes vida. Todavía tienes vida. Y la vas a seguir teniendo hasta el día en que ya no la tengas. Y hasta ese día vas a poder darle forma, vas a poder cambiarla, porque lo que pasa por esta cabeza depende de ti.

Al final, ¿quién es el responsable de hacer que tu vida sea una experiencia agradable? Tú. Siempre fuiste tú. Pero, ¿a quién buscaste? A tus amigos. Los amigos iban a hacer que disfrutaras mucho de tu vida. Probablemente, para muchas personas, fue ahí donde tuvieron las malas influencias.

Tú eres responsable. Y ese es tu valor. Haz lo que tengas que hacer. Haz lo que te llevará a la paz. Di las palabras que reflejan sabiduría.

Tienes que recordar una cosa: tomo una vela que está encendida y otra que no lo está. Por tanto, una vela encendida y otra sin encender. Pongo la que no está encendida junto a la vela encendida. Toco la mecha con esa. ¿Qué crees que va a suceder? ¿La vela que está apagada va a apagar la vela que está encendida?

¿O será que la vela encendida va a encender la que no lo está? “La ley”. Esta es la ley que prevalece. Esta regla… Esta regla, si entiendes esta regla, que la vela encendida tiene el poder de encender la vela que no está encendida pero la vela que no está encendida no tiene el poder de apagar la que está encendida. Es a la inversa, porque podría ser al revés, ¿verdad? Pero no es así.

Aprende a aprovechar eso. Enciende la vela y vas a poder encender muchas velas que no están encendidas. Pero enciende primero la vela para ti mismo. Esta es una gran ley, una gran regla. Esto es lo que te da esperanza. Significa que si tienes una vela encendida nunca tendrás que ser una vela apagada. Nunca. Jamás.

Nunca. Pero encuentra la vela encendida dentro de ti.

Cuando yo estaba en Colombia, alguien me dijo: “Sr. Rawat, me siento muy bien; está aquí y está todo bien. Pero usted se irá y ¿qué va a suceder?” Yo le dije: “Lo que sientes, eso tan bueno, viene de ti, no de mí. Esa bondad siempre la tuviste en ti. Aprende a acceder a esa bondad las 24 horas del día, 7 días a la semana, 365 días y luego durante el resto de tu vida”.

Tienes todo lo que necesitas. Comienza con tu fortaleza, con tu claridad, con tu valentía. Vuela.

No estoy aquí para entretenerte. Estoy hablando de que tú encuentres en ti tu paz, tu alegría. Es posible, créeme. Es posible, no importa cuáles sean tus circunstancias.

Si naciera un bebé aquí, ¿estaría afectado por las cercas y las rejas? No. Lo único que necesita es a su mamá, la leche. Y el bebé estaría muy feliz. Muy contento, murmurando y arrullado, mientras esté satisfecho.

Encuentra esa satisfacción en ti mismo. No permitas que nada te distraiga de lo que eres. Esto es lo que les digo a todos. No les estoy diciendo aquí nada especial.

Esto es lo que les digo a todos. Ciento veinte millones de personas escucharon este mensaje en el 2016. Este año ya son más de 120 millones de personas las que lo han escuchado. Y esperemos que a final de año quizá sean 240 millones de personas las que hayan escuchado el mensaje. Pero es lo que les digo a todos.

No permitas que eso te haga pensar que eres desafortunado. Mientras este aliento siga llegando a ti, eres afortunado, estás bendecido no importa cuáles sean tus circunstancias.